El viaje de Jacob
1635 - 1665. Óleo sobre lienzo, 99 x 123 cm. No expuestoAtribuido hasta 1952, como tantas obras de Lione, al pintor genovés Giovanni Benedetto Castiglione, llamado il Grechetto (1609-h. 1663/65), este Viaje de Jacob se encuentra entre los paisajes con figuras más logrados del artista, que se formó primero como pintor de batallas junto a Aniello Falcone (1607-1656), y que a partir de 1635 desarrolló una vertiente más bucólica al verse influido por las obras de Castiglione, con el que coincidió en Nápoles, y muy posiblemente en Roma. La escena representa con bastante seguridad el pasaje del Génesis (31, 25-31) que narra el momento en el que Labán da alcance a Jacob en el monte Galad, y le increpa por haber huido con sus hijas, Lía y Raquel, y con sus rebaños. En el gesto enérgico de Labán, representado a la derecha y con barba cana, parecen resonar incluso las palabras del versículo 29, Mi mano es lo suficientemente fuerte para hacerte mal. A la izquierda de la composición, Jacob cabalga junto a Raquel, que sostiene en sus brazos al niño José, tocado con una corona de hojas y flores, mientras que Lía podría identificarse con la mujer que aparece a la derecha, de espaldas y con un pañuelo azul. Al fondo, en un desnivel del terreno, se aprecian los camellos de la caravana de Jacob.
Como en otras obras de Lione, la luz es suave y delicada y las hojas y los troncos de los árboles están pintados con cuidado y ligereza, en una gama de ocres, grises y verdes claros que contrasta con la de las figuras, de colores más saturados, como el salmón del vestido de Raquel, que enciende también sus carnaciones y las de José, o los distintos tonos de azul que puntean las figuras principales.
El cuadro entronca con la gran tradición de viajes de patriarcas del Antiguo Testamento cultivada primero con éxito por artistas como los Bassano y continuada luego por otros como Sinibaldo Scorza (1589-1631), el flamenco afincado en Génova Jan Roos (1591-1638) o, muy especialmente Castiglione, al que no en vano se cita en algunos inventarios antiguos como el pintor il quale dipingeba spesso li viaggi di Giacobbe. Estas pastorales de asunto bíblico daban pie a desplegar grandes conjuntos de figuras, animales y enseres en movimiento, y en la obra de Castiglione y Leone adquirieron un nuevo aliento, más lírico y grandioso, en parte por el mayor protagonismo que cobra en ellas el paisaje, en el que se percibe la huella de Nicolas Poussin y Claudio de Lorena.
La obra de Castiglione y Lione, como hemos dicho, fue objeto de múltiples sinergias e intercambios que han provocado que las atribuciones de sus obras fluctúen y que sus catálogos sean todavía materia de disputa. Esta obra, en concreto, comparte numerosos motivos y figuras -acaso las menos convincentes de la escena- con un Viaje de Jacob de Castiglione, firmado y fechado en 1633, que se guarda en una colección privada neoyorquina (Sestieri 1994, p. 162) y con el que también se relaciona el Viaje de Jacob del Kunsthistorisches Museum, obra firmada de Lione. Asimismo se ha puesto en conexión con una obra conservada en Dresde, que muestra, con variantes, la misma composición.
Por lo que respecta a la cronología, la presencia del cuadro en el inventario del Alcázar de Madrid de 1666 levantado a la muerte de Felipe IV, establece un término ante quem para datar la obra, que podría encuadrarse en los años en los que más acusada es la impronta de Castiglione, entre 1635 y la década de 1660 (Texto extractado de González, R. en: Italian Masterpieces. From Spain`s Royal Court, Museo del Prado, 2014, p. 174).