Escenografía teatral
Principio del siglo XVIII. Aguada agrisada, Pluma sobre papel agarbanzado, 368 x 268 mmNo expuesto
Este dibujo es una buena muestra de las fantasías arquitectónicas características de su producción, en las que desarrolla extensamente modelos tardobarrocos en la línea del Padre Pozzo o de los maestros quadraturistas de su Bolonia natal. La obra presenta un fantástico interior palaciego en el que arcos, escaleras regias y nichos escultóricos se suceden en perspectiva. Este carácter fantasioso contrasta con sus proyectos arquitectónicos para construir edificios reales (compárese con los dibujos para el Teatro de Nancy existentes en el Metropolitan Museum of Art o con algunos de los dibujos para la Ópera de Viena) como también lo hace la factura más abocetada de los detalles ornamentales de nuestro dibujo, en comparación con los mencionados. Todo ello y la perspectiva escenográfica empleada hace pensar que se trate de un dibujo relacionado con alguna de sus numerosas escenografías teatrales, difundidas en su tiempo también a través de estampas.
Los conocimientos de matemáticas, geometría y perspectiva propios del arquitecto se ponen aquí al servicio del escenógrafo para crear impresión de profundidad y la iluminación es dramática por el marcado contraste de luz y sombras. El carácter grandilocuente recuerda a la posterior exaltación de las arquitecturas clásicas por autores como Piranesi. Es notoria la influencia de los Bibiena en obras como el aguafuerte núm. XI (Carcere de invenzione) del veneciano, que puede advertirse al compararlo con el Cortile di fortezza de Francesco existente en el Museo Nacionale de Arte Antiga de Lisboa (Inv. 326).
Hijo del pintor Giovanni Maria Galli Bibiena y hermano de Ferdinando Galli Bibiena, Francesco fue educado en el ambiente de una familia de artistas y pronto manifestó su interés por la arquitectura y la escenografía. Trabajó en varias ciudades italianas antes de ser nombrado arquitecto de corte en Mantua y de marchar a Viena, donde se haría cargo de la construcción de un nuevo teatro de la Ópera. Posteriores viajes le llevaron a Londres y Nancy, aunque desde 1726 se estableció de nuevo en su ciudad natal, donde llegaría a dirigir la Accademia Clementina (Texto extractado de Carlos Varona, M. C. de, en: Italian Masterpieces. From Spain`s Royal Court, Museo del Prado, 2014, p. 254).