Felipe V
Hacia 1700. Óleo sobre lienzo, 204 x 141 cm. Depósito en otra instituciónEste retrato muestra a Felipe V (1683-1746), primer monarca de la Casa de Borbón en España, en un periodo indeterminado de su juventud próximo a 1700, año en cuyo mes de noviembre fue proclamado rey en el transcurso de una fastuosa ceremonia que tuvo lugar en Versalles, en presencia de su abuelo Luis XIV, el "Rey Sol", y toda la corte francesa que respaldaba así su candidatura al trono de San Fernando, en virtud del testamento del último Austria, Carlos II. El autor del lienzo, que debió de actuar por encargo de un miembro destacado del "partido francés" en la corte madrileña, grupo que acaudillaba el cardenal Portocarrero, no debía de conocer al nuevo monarca en razón de los extraños rasgos imprimidos a sus facciones. Pudo tener noticia de él a través de un grabado de los llamados "de modas" que circulaban habitualmente en la época, y que ponían más atención a la indumentaria que a las facciones de cada personaje escogido. La impresión general que la pieza produce es la de un Felipe V en una efigie propagandística destinada a resaltar la idoneidad de la candidatura para regir los destinos de las Españas en oposición al pretendiente austriaco, el archiduque Carlos de Habsburgo, hermano del emperador Jose I. A tal efecto, el anónimo pintor ha propiciado una acumulación de símbolos áulicos y guerreros: la armadura, inspirada en una de Felipe II, el resto del atuendo claramente anacrónico -incluso lleva gregüescos del siglo XVI- y determinado por el prestigioso pasado, el bastón de mando, el león, el casco y las banderas caídas a los pies del propuesto soberano. Cruza su pecho la banda azul de la Orden del Saint-Esprit netamente francesa, y aparece la sombra, en el ámbito inferior, de un oscuro círculo que parece una alusión a la expansión planetaria de las tierras del Rey Católico. El fondo, un paisaje sumario, no facilita nuevos datos y la figura en su conjunto evoca un mundo pretérito más que el de fines del siglo XVII o comienzos del XVIII. De acuerdo con los elementos observados y la técnica empleada, el artista que llevó a cabo el cuadro, bien pudo ser uno de los pintores de la fase postrera de la centuria, cuando está todavía en su apogeo un tipo de estética barroca decorativa que en este caso no se aplica a describir con hondura psicológica la personalidad del soberano, sino solamente su aspecto externo, superficial, pero apto para los fines de legitimación dinástica de los que se pretende informar (Texto extractado de Luna, J. J. en: El arte del poder. La Real Armería y el retrato de corte, Museo Nacional del Prado, 2010, p. 250).