Interior de la Iglesia de las Calatravas, en Madrid
1870 - 1872. Óleo sobre lienzo, 200 x 141 cmDepósito en otra institución
En el interior de la madrileña iglesia de las Calatravas se celebra una ceremonia de la orden militar de su nombre, cuyos caballeros, ataviados con su característico hábito, se enfilan frente al altar mayor, iluminado por las velas que se apresura a encender un monaguillo. Tras ellos, los sacerdotes y el gentío que presencia el acto.
Inconclusas figuras pueblan la iglesia, Hernández Tomé centra toda su atención en la descripción minuciosa de la arquitectura y ornamentos de la iglesia. En efecto, se distingue con absoluta claridad el altar mayor, trazado por Churriguera, con las esculturas de San Diego Velázquez, San Benito y San Bernardo, rematado el retablo por la Inmaculada y el Salvador, en gloria, flanqueados por ángeles, obras todas ellas del escultor Pablo González Velázquez. También las pinturas de las pechinas, pintadas durante el reinado de Carlos II, con las figuras de los evangelistas y los escudos de la orden sujetos por angelitos, y de la nave, con una Coronación de la Virgen, encastrada en uno de sus tramos. El altar lateral dedicado a San José.
Probablemente uno de los mayores aciertos del lienzo sea el tratamiento de la iluminación interior de la iglesia, alternando la penumbra de la nave, tenuemente disipada por la luz que entra por los lunetos, con la gran claridad que penetra por la linterna de la cúpula, iluminando el crucero y sugiriendo así la sensación de profundidad de la composición.
El cuadro fue presentado a la Exposición Nacional de Bellas artes de 1876, junto con su probable boceto preparatorio (no 183, Boceto del interior de la iglesia de las Calatravas, 57 x 40 cm.) (Texto extractado de: Díez. J. L. en: Madrid pintado. La imagen de Madrid a través de la pintura., Madrid: Museo Municipal de Madrid, 1992, pp. 226-227).