Noli me tangere
1630 - 1635. Óleo sobre lienzo, 235 x 156 cm. No expuestoLa obra representa el encuentro entre María Magdalena y Jesucristo resucitado, ambos según la iconografía característica del episodio conodido como Noli me tangere, la primera aparición de Cristo tras su resurreción, descrita en los evangelios de san Marcos (16, 9) y san Juan (20, 14-18). En el inventario del Museo de la Trinidad redactado en 1854, la tela se registró bajo el título de Jesus y la Magdalena en el huerto, sin indicarse el autor, y también se destacaba que las figuras eran de tamaño natural y de cuerpo entero y que por entonces se encontraba sin restaurar y sin enmarcar. Estas operaciones debieron iniciarse poco después, dado que en el listado del depósito de octubre de 1872 se anotaba como obra colgada en la escalera de la Trinidad. Pudo ser entonces cuando se le colocó la sencilla moldura con el montante superior dispuesto en arco de medio punto que conservó hasta 2014, aunque pudo igualmente añadirse tras el ingreso de la pintura en el convento madrileño. Para disponer este marco se modificó el formato rectangular original plegando los ángulos superiores del lienzo. No sabemos cuál fue el motivo de esa manipulación; tal vez adaptar la pintura a un espacio concreto. Afortunadamente, los ángulos no se cortaron, por lo que la alteración del formato ha podido revertirse durante la restauración de la tela en el Museo del Prado, que asimismo ha permitido recuperar la calidad de la superficie pictórica.
Las figuras monumentales, concebidas con robusta plasticidad a través de sombras intensas, muestran la asimilación de la pintura caravaggista de las primeras décadas del siglo, pero atemperada por una iluminación clara y un tipo de paisaje idealizado y poético propio de los clasicistas boloñeses, presentes en Roma en esas fechas. Los modelos físicos y la gama cromática empleada remiten a un grupo reducido de autores, de formación y producción en muchos aspectos semejantes, y por ello no siempre fáciles de distinguir: Bartolomeo Cavarozzi (h. 1588-1625), Francesco Buoneri (conocido como Cecco da Caravaggio, act. h. 1610-25) y Pedro Núñez del Valle (h. 1500-1649). Por comparación con otras obras de este último, proponemos como autor de la pintura al madrileño Núñez del Valle, artista del que el Museo del Prado cuenta desde 1992 con una obra firmada en 1631, la Adoración de los Magos (P7623). En sus obras se aprecia una técnica semejante a la de estos y una parecida sensibilidad por el color, matizado por la iluminación contrastada que, en el caso de Núñez del Valle, se aproxima más al horizonte de pintores como Carlo Saraceni (h. 1579-1620), Orazio Gentileschi (1563-1639), Artemisa Gentileschi (1593-1652/53) y Guido Reni (1575-1642). Como estos últimos, en algunas de sus obras incluye amenos paisajes bañados por luces cambiantes, de amanecer o atardecer, donde se entremezclan elementos del paisaje clasicista boloñés y ciertas convenciones de recuerdo flamenco, un tanto arcaizantes. También lo es el sentido compositivo de Núñez del Valle, auxiliado muchas veces por el manejo de estampas. Para el Noli me tangere se basó de manera bastante literal en una entalladura que con el mismo tema realizó Alberto Durero hacia 1509-11.
Durante su paso por el Museo del Prado para proceder a su restauración, la tela ha sido estudiada en el Gabinete de Documentación Técnica. Tanto la radiografía como el análisis estratigráfico han reforzado la atribución a Núñez del Valle, ya que los resultados se asemejan a los obtenidos en otras obras firmadas del artista. No se constatan rectificaciones reseñables entre la radiografía y la imagen visible, lo que probaría un elaborado trabajo previo que, junto a la cuidadosa aplicación de los colores, recuerda la pulcritud de Núñez del Valle, conocedor de las características preparaciones de la escuela madrileña (Texto extractado de Ruiz, L.: "Pedro Núñez del Valle: Noli me tangere", Boletín del Museo del Prado, tomo XXXIII, núm. 51, 2015, pp. 44-51).