Paisaje
1890 - 1900. Óleo sobre lienzo, 75 x 125 cm. Sala 062AEsta obra puede considerarse uno de los paisajes más relevantes de la producción de Riancho. El cuadro muestra el interés del pintor cántabro por el paisaje local, que protagonizó muchas de sus obras a partir de 1888 cuando, de vuelta de su larga estancia en Bélgica, se instaló en Entrambasmestas, la pequeña localidad pasiega donde había nacido hacía más de cuatro décadas. A partir de entonces, los valles del Pas y del Miera fueron motivo constante de inspiración para Riancho, quien a menudo mostró su interés por la marcada orografía de la zona. El lienzo presenta una composición original dentro del catálogo del pintor, lo que denota el especial empeño que este puso en su realización. El río ocupa por completo el primer término, hasta el punto de que la tranquilidad de sus aguas impide distinguir con claridad su curso. Su colorido, donde predominan los tonos ocres, resulta igualmente singular, pues Riancho enfatizaba a menudo ya su carácter cristalino, ya el aspecto salvaje de los torrentes y riachuelos del interior de Cantabria a través del empleo de azules y blancos, que aquí solo se encuentran en la parte inferior izquierda. Del mismo modo, el pintor ha obviado la representación de animales y de figuras que en forma de bañistas o campesinos fueron habituales en sus obras hasta la primera década del siglo XX. La ocupación humana del paisaje apenas se adivina en la minúscula edificación de color blanco que asoma al fondo a la izquierda, de tal modo que la naturaleza se ofrece aquí de forma pura e intacta, como será frecuente en las dos últimas décadas de su producción. Sin embargo, en este lienzo la técnica nada tiene que ver con la que caracterizará a los del último periodo, mucho más suelta y briosa: aquí la pintura se ha aplicado mediante pequeños y certeros toques de pincel, especialmente en las zonas de vegetación y en las ramas de los árboles, más alargados en la superficie rocosa y en el celaje, donde se ha empleado una pincelada más extendida que mezcla las diferentes capas de color.
A pesar de la particularidad de las formaciones rocosas representadas, no ha resultado fácil la localización de este paisaje. En cualquier caso se corresponde con algún afloramiento del sector central de la cordillera cantábrica, donde es frecuente encontrar cuarcitas paleozoicas con una disposición de la vegetación parecida. Diferentes geólogos han suscrito la hipótesis de sus compañeros Manuel Jesús Montes Santiago y Antonio López Ciriano, quienes defienden que se trata de Peña Penilla (conocida también como Los Entreves), actualmente transformada en cantera. Se trataba de un afloramiento de calizas tableadas verticales, cercano a Puente Viesgo, entre las pedanías de Corrobárceno y Penilla. Los colores rojizos aluden a la existencia de arcilla. El río se correspondería con el Pas –también la anchura de su terraza- y el camino con la actual carretera. La pequeña edificación del fondo podría pertenecer, por su posición, a Corrobárceno.
Martínez Plaza, Pedro J., Agustín Riancho. Paisaje de montañas. En: Donación Hans Rudolf Gerstenmaier al Museo del Prado, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2019, p.n.1 p.22-25