Partida de Carlos de Borbón a España, vista desde el mar
1759. Óleo sobre lienzo, 127,5 x 204,8 cmSala 021
La pintura describe el momento en que la escuadra española, mandada por el marqués de la Victoria, abandona el puerto de Nápoles después de haber embarcado al nuevo monarca Carlos III, su familia y un amplio séquito, para conducirles a Barcelona, dando comienzo su reinado en España. La obra contiene la inscripción: Embarque de Su Majestad Católica el día 6 de octubre en Nápoles 1759. A. Joli.
Carlos III sucedía en el trono a su hermanastro, Fernando VI -quien reinó desde 1746 a 1759-, hijo de Felipe V y de su primera esposa, María Luisa Gabriela de Saboya. Fernando VI falleció sin sucesión en 1759, lo que motivó que Carlos VII de Nápoles abandonase su reino para hacerse cargo del imperio español, dejando al frente de los destinos de Nápoles a su hijo Fernando de Borbón -Fernando IV de Nápoles-.
El presente cuadro constituye un magnífico ejemplo de marina al modo napolitano, con un alto contenido topográfico, narrativo y anecdótico, lejos de la sensación de imagen instantánea al gusto veneciano, más poético y fantástico. Joli consigue crear un auténtico testimonio histórico sin renunciar a cierto grado de lirismo. La espectacular bahía con los edificios de la ciudad al fondo, presididos por la colina sobre la que se alza el palacio de Capodimonte, bajo un cielo azul surcado por nubes, llama la atención por la riqueza de todo tipo de detalles. La escuadra, con las banderas ondeantes, se desplaza en dirección oeste, abriendo su ruta hacia la parte izquierda del lienzo para adentrarse en el horizonte marino.
Esta pintura forma pareja con otro cuadro (Museo del Prado, P232) en el que Joli muestra el muelle de Nápoles durante la marcha del rey Carlos III, mientras sus antiguos súbditos contemplan la escena en medio del bullicio. Ambas obras proceden del Museo de la Trinidad.
Se conocen otras tres versiones autógrafas de esta composición y varias copias e interpretaciones. Curiosamente en dos de esas réplicas las banderas no ondean, simbolizando el decaído estado de ánimo de la ciudad por la marcha del rey, aspecto que contrasta con el flamear festivo de los estandartes en la pintura de Joli.
El Prado en el Hermitage, Museo Estatal del Hermitage: Museo del Prado, 2011, p.166-167