Retrato de Dña Mercedes de Rojas y Téllez, Marquesa de Villanueva de Duero, condesa de Villariezo
1819. , 6 x 5,5 cm. No expuestoLa retratada, María de las Mercedes de Rojas Tello (Olmedo, Valladolid 1774-Toledo, 1836), IV marquesa de Villanueva del Duero, y Dama desde 1802 de la Real Orden de María Luisa, fue la esposa desde 1795 de Valentín Belvís de Moncada y Pizarro, Caballero de Calatrava, personaje de la alta sociedad que fue retratado por Francisco de Goya. El matrimonio tuvo una hija, María Asunción Belvís de Moncada, quien en 1814, casó con José Ramírez de Haro y Ramírez de Arellano, X conde de Bornos. Una pequeña parte de la correspondencia entre madre e hija se conserva en la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional en Toledo (Sig. ES.45168.SNAHN/5.3.5.3// BORNOS,C.225,D.5). Su fallecimiento en Toledo pudo tener lugar en el condado toledado de Villaverde.
Al dorso de esta miniatura en formato oval se puede la leer la inscripción: Esta es Merce / des Roxas y Tell... / Marq.sa de Villanva de Duero; Con.sa de / Villariezo; de edad / de 45 Años, una referencia que se ha utilizado para la propuesta de datación de la miniatura en 1819. Además, esta obra ayudaría a constatar, posiblemente, una producción posterior a la última fecha que figuraba hasta el momento documentada de su mano, 1818 (Espinosa 2011), y completaría el conocimiento de la producción de este pintor.
En esta obra el artista ha ido depurando su técnica para eliminar lo accesorio y centrarse fundamentalmente en el trabajo del rostro, y para captar con intensidad la psicología del retratado. Con una técnica minuciosa, ha estudiado al detalle el rostro rotundo de la marquesa, de una manera franca y exenta de idealismo, y ha equilibrado la composición del torso, colocado en ligero contrapposto en relación con la cabeza, con la combinación de tonos pastel en los diversos materiales de la vestimenta y la banda. El rostro se enmarca en su parte superior con los negros tirabuzones, a la moda de la época. Esta miniatura no solo destaca por su excelente calidad, sino también por su estado de conservación y por la iconografía en la que muestra las enseñanzas aprendidas de Guillermo Ducker, excepcional maestro de esta disciplina y que fue quien, de hecho, inclinó a del Rivero a centrarse en el campo de la miniatura (Texto extractado de Azcue, L. en: Memoria de Actividades 2015, Museo Nacional del Prado, 2016, pp. 146-148).