Retrato de familia
1583. Óleo sobre tabla, 91,4 x 114,8 cm.Este retrato de grupo de una familia de burgueses flamencos, cuya identidad se ignora, es uno de los mejores de Key. Muestra la solidez de factura que poseen los retratos ejecutados desde 1580, una técnica extraordinaria en la traducción de las calidades y su maestría en el dominio de la luz. Comparando con otros retratos flamencos de familia, se constata su carácter innovador. Key representa muy cerca a los siete efigiados -el padre y sus seis hijos-, ocupando casi todo el espacio disponible. Distribuidos de forma simétrica y equilibrada, el pintor les dota de un carácter monumental. El fondo, limitado y oscuro, apenas se destaca del color negro de los trajes. De forma intencionada, Key concentra la atención en los rostros, enmarcados por gorgueras blancas y destacados por la luz. En el centro dispone al padre sentado en una silla de cuero española, ante una mesa cubierta por un rico tapete, con un reloj de arena, una calavera y un libro encima. Los hijos, situados de forma heráldica -los varones a la izquierda y las mujeres a la derecha-, de pie y ordenados en dos planos según su edad, presentan actitudes variadas para evitar la monotonía. Los dos menores, escorzados, giran sus rostros hacia su progenitor: el hijo con un libro y apoyado en el sillón, y la hija con una mano sobre el reloj y otra en el hombro de su padre. De ese modo equilibran la verticalidad dominante en la composición y sus gestos paternos. La calavera -sobre la que el padre coloca una mano- y el reloj de arena evocan la muerte, el paso del tiempo y la fugacidad de las cosas, el tema de la vanitas. La ausencia de la esposa y madre sugiere que el sentimiento que les une a todos es su pérdida, su fallecimiento (Texto extractado de Silva Maroto, P. en: El retrato del Renacimiento, Museo Nacional del Prado, 2008, p. 234).