Tríptico de la Sagrada Familia
1588. Óleo sobre tabla, 62,5 x 120 cmNo expuesto
La calidad de este tríptico de la Sagrada Familia es excepcional dentro de la obra de Gabriel de Cárdenas. Está firmado en 1588 en términos inequívocos.
Las apreciaciones hechas por Angulo en su estudio sobre el artista y el tríptico son fundamentales (1973, pp. 189-190). Para la tabla central, de la Sagrada Familia con San Juanito, toma Cárdenas como fuente a la Virgen de la Rosa de Rafael, introduciendo diversas pero no fundamentales modificaciones: principalmente la incorporación del fondo paisajístico o la mayor amplitud del encuadre, lo que le permite realizar las figuras de cuerpo entero, aunque con escasa fortuna en lo que al tratamiento de las piernas se refiere. En la franja inferior así añadida incluye Cárdenas, a la derecha, un pequeño bodegón frutal que constituye su principal aportación y uno de los mayores logros de la tabla, lo que Angulo estima como posible signo de relación con la escuela toledana y con Blas de Prado en particular. Hay otras alteraciones menores sobre el modelo: en los tipos humanos -sobre todo en el caso de José-, en las manos de la Virgen, en el manto de San Juanito, muy acaracolado, al gusto manierista, o en la representación de José con un libro como atributo iconográfico, algo inusual. Pese a la inclinación del artista cuellarano hacia el sfumato la obra no deja de ser de factura algo dura en comparación con el original, y merece señalarse que en lo que se refiere al bodegón el artista trabaja con distinta técnica, mediante pinceladas más cortas y pastosas y pequeños toques luminosos.
En las tablas laterales están la Estigmatización de San Francisco y el Ángel custodio con un clérigo donante; composiciones de luces tornasoladas en las que se presta una mayor atención a los fondos paisajísticos, análogos entre sí, y que llevan en la parte inferior cartelas manieristas con invocaciones latinas. Las figuras son de menor tamaño que en la tabla central. La identidad del donante no es conocida. Figura éste arrodillado, teniendo en tierra junto a sí un libro y el bonete, y por detrás de él asoma un perro de presumible simbolismo demoníaco. Es retrato correcto, pero carente de profundidad. En San Francisco, arrodillado ante un resplandor celestial, los rasgos son como los de San José, y los árboles, dispuestos inmediatamente detrás, dan el contrapunto compositivo a la figura del Angel custodio de la tabla contraria.
Collar de Cáceres, Fernando, Gabriel de Cárdenas Maldonado, con motivo del Tríptico adquirido para el Museo del Prado. Boletín del Museo del Prado, 1983, p.140-148