Vaso de ágata con tres bandas de camafeos
Siglo XVII. Ágata, Calcedonia, Carneola, Esmalte, Lapislázuli, Oro, Plata dorada.Sala 079B
Pareja de un vaso robado en 1918, es una de las pocas piezas que se han conservado obra de Pierre Ladoyreau o Ladoireau, uno de los grandes artífices del siglo XVII francés, autor de diverso mobiliario y bronces para el palacio y jardines de Versalles. Está compuesto por dos piezas de piedra, dieciséis camafeos y tres grandes guarniciones de oro esmaltado. La decoración de sus guarniciones, similar a la de numerosos vasos del Prado, es típica de la escuela de París en los años finales de la década de 1680. Se caracteriza por la presencia de sobrepuestos esmaltados que siguen diseños de Berain y otros, en forma de cintas ondulantes y hojas verdes de trasflor (translúcido), que combinan con florecillas y ramas blancas, rayadas de púrpura y negro que se alternan en toda la superficie lisa con un picado de lustre que le proporciona un fondo mate.
El vaso se adorna con tres órdenes de camafeos realizados en distintos tipos de piedras y casi todos datan del último tercio del siglo XVI, siendo alguno posterior. La mayoría representa a personajes vestidos con traje de corte, en varios casos de estilo español. Algunos perfiles recuerdan a figuras históricas como Ana de Austria, Luis XIII o Luis XIV joven. Junto a ellos, se han colocado camafeos con la efigie de emperadores romanos coronados de laurel. Hay también otros personajes y divinidades del mundo clásico como Baco.
Aquí, como en otras piezas del Tesoro, la labor del platero protagoniza la obra, pasando los elementos pétreos a un segundo plano ante la importancia de las guarniciones. Fue creado por el parisino Pierre Ladoireau (act. 1679-1716) cuya marca aparece en el interior de la base con las iniciales "PL" separadas por cruceta y estrella y sobre ella flor de lis bajo corona. Platero y fundidor del Guardarropa de Luis XIV, fue autor de importantes piezas, en especial del fastuoso mobiliario en plata realizado para la Gran Galería de Versalles. También realizó obras para la decoración de Marly, residencia del Delfín. Tuvo además tienda y taller propios manteniendo contactos comerciales con China y las Indias Orientales. En la actualidad apenas se conservan obras suyas, pues acabaron siendo fundidas por distintos avatares. El vaso también luce la marca del fermier Jacques Léger, en forma de "A" coronada por flor de lis. Activo entre 1687 y 1691, era el encargado de verificar la pureza del metal y vigilar el pago del impuesto correspondiente. La tapa de la copa podría ser de Idar-Oberstein. Casi con total certeza, el cuerpo de la taza oblonga de jaspe morado con el vástago de oro calado y esmaltado, proviene de la misma zona o bien de Bohemia (Arbeteta, L., "Otras miradas sobre el Tesoro del Delfín: revisión y nuevas propuestas de procedencias y autorías" en Boletín del Museo del Prado, 37, 55-57, 2019-21, 2021, p. 40).
Puede verse el estado de la obra en el siglo XIX a través de la fotografía de Juan Laurent y Minier, "Urnes, agata orientale et calcèdoine mousseuse, montures d’argent et or avec émaux et camées, XVIe siècle, règne de Charles IX", hacia 1879, Museo del Prado, HF0835/04.
El Tesoro del Delfín es un conjunto de vasos preciosos que, procedentes de la riquísima colección de Luis, gran Delfín de Francia, vinieron a España como herencia de su hijo Felipe V, primer rey de la rama borbónica española. Luis de Francia (1661-1711), hijo de Luis XIV y María Teresa de Austria, comenzó su colección tempranamente influenciado por su padre; la adquisición de obras se producía por diversas vías, desde regalos hasta su compra en subastas y almonedas. Al morir el Delfín, Felipe V recibe en herencia un conjunto de vasos con sus respectivos estuches, que fueron enviados a España. En 1716 estaban en el Alcázar de Madrid, guardados en sus cajas, desde donde se trasladaron, en fecha posterior, a La Granja de San Ildefonso, lugar donde se citan a la muerte de Felipe V, conservados en la llamada Casa de las Alhajas. En 1778 se depositaron, por real orden de Carlos III, en el Real Gabinete de Historia Natural y continuaron en la institución hasta el saqueo de las tropas francesas en 1813. La devolución de las piezas se produjo dos años más tarde y con algunas pérdidas. Fue en 1839 cuando la colección llega al Real Museo, donde sufrió en 1918 un robo. Con ocasión de la Guerra Civil española fueron enviadas a Suiza regresando en 1939, con la pérdida de un vaso, desde entonces se encuentran expuestas en el edificio Villanueva.