Vendedor de dulces y rosquillas
Siglos XVII - XVIII. Óleo sobre lienzo, 111 x 92 cmNo expuesto
El vendedor está sentado en un banco de madera, con un cesto de mimbres sobre un taburete. Un mozalbete quiere alcanzar una rosquilla que alza en la mano izquierda. Adquirido como obra anónima, su restauración permitió recuperar una pieza muy singular del realismo lombardo de comienzos del siglo XVIII. Estos “pintores de la realidad” como se les llamó en 1953 en una exposición en Milán que los descubrió para el gran público, resultan sumamente interesantes, por lo que suponen de despreocupada y sincera aproximación a la vida cotidiana y humilde, a veces sin otro alcance que lo anecdótico, pero en otras ocasiones capaces de penetrar en lo más hondo de la conciencia de los humildes, casi a la manera de “un nuevo Caravaggio”. Con las obvias limitaciones y las reservas lógicas, cabe ver en esos artistas un antecedente bastante directo de lo que años más tarde se haría con los cartones de tapices y culminaría en ciertos aspectos goyescos.
En este lienzo, de tonos más claros de lo que es habitual, puede señalarse la huella de la luminosidad y precisión de Ceruti, junto al característico gusto por lo anecdótico y amable de Todeschini (Texto extractado de Pérez Sánchez, A. E. en: Museo del Prado. Adquisiciones de 1978 a 1981. Madrid, 1981, núm. 8)