Esta colección se conoce popularmente como “Tesoro del Delfín”, respondiendo a la definición del término tesoro como “conjunto o suma de cosas, de mucho precio o muy dignas de estimación”, y que en los inventarios antiguos se denomina “Alhajas”. Es única en España, equiparable a otros grandes tesoros dinásticos europeos, tanto por su calidad como por su valor intrínseco y su belleza, además de ser un importante ejemplo del coleccionismo europeo de artes suntuarias en los siglos XVI y XVII, e imagen del poder y prestigio regios. Este tipo de conjuntos se conservaron en gabinetes y cámaras de maravillas, donde se reunían piezas de gran singularidad, muy escasas, realizadas con excepcional destreza técnica, enormemente apreciadas y de altísimo valor económico.
De hecho en el Renacimiento fueron, en ocasiones, valoradas muy por encima de otras obras artísticas. Muestra de ello, es el inventario realizado tras el fallecimiento de Felipe II, en el que algunas piezas de cristal de roca, que podrían estar cercanas a los de este conjunto, se tasaron superando en cinco o seis veces el valor de célebres pinturas de Tiziano, Sánchez Coello o El Bosco.
El Tesoro reúne ejemplares de muy diversas procedencias y distintas épocas. Cuenta con piezas antiguas y medievales, aunque predominan las ejecutadas durante los siglos XVI y XVII, muchas de estas últimas en la corte de París. Entre ellas, llama la atención, por diferenciarse especialmente, un juego de café en madera recubierta de laca roja, realizado en Japón en el siglo XVII, enriquecido con guarniciones parisinas en oro, y para el que el Delfin encargó un estuche con sus armas heráldicas.
A lo largo del tiempo, algunas de las obras del Tesoro fueron modificadas y en ocasiones se recombinaron sus elementos.
Además de los deterioros y mermas sufridos durante la Guerra de la Independencia, en 1918 se detectó un robo interno, por el que desaparecieron varias obras del Tesoro, otras fueron desmontadas, y numerosas guarniciones, sobre todo asas, bases y remates de oro, fueron arrancadas para venderlas al peso.
Durante el siglo XX el Tesoro ha sido expuesto en distintos espacios del Museo, siendo el más destacado el inaugurado en 1989, en una sala acorazada en el sótano del edificio Villanueva, espacio que últimamente había quedado aislado del recorrido de la visita.
Por ello, en 2018, se inauguró, en la planta segunda norte, un novedoso montaje que ofrece la visión más completa del Tesoro desde hace más de doscientos años, en una vitrina curva de 40 metros, diseñada ex profeso y con los máximos requerimientos técnicos. En ella, por primera vez en el ámbito de este tipo de obras, se han expuesto algunos estuches relacionados con la pieza que albergan, y se ha explicado visualmente su vinculación con obras desaparecidas, o deterioradas, cuya forma original queda, claramente, reflejada en el estuche.
Puede acceder, además, a la app oficial El Tesoro del Delfín del Museo del Prado, una completa guía interactiva para conocer el Tesoro del Delfín hasta el más mínimo detalle.