Alfonso XIII, cadete
1901. Óleo sobre lienzo, 225 x 146 cm. Depósito en otra instituciónEn 1899 Pinazo realizó los primeros estudios del natural para el retrato de Alfonso XIII, cadete, encargado por la capitanía de Valencia a raíz de la medalla obtenida ese año. El cuadro está firmado y fechado en 1901. El pintor aúna en esta obra el sentido escenográfico de aparato, que se refleja sobre todo en el suntuoso marco palaciego, y la imagen casi frágil del adolescente, mitigada por su propia pose. El futuro monarca tiene aproximadamente la misma edad que el muchacho de Lección de memoria (P04576) y encarna también una imagen de juventud esperanzadora. La cortina como símbolo de realeza y todo el espacio palaciego protegen y arropan la figura del futuro rey. Como homenaje velazqueño, Pinazo juega con los efectos de luz y profundidad producidos por la puerta del fondo y las ventanas laterales. La pincelada acuarelada de todo el conjunto espacial y del mobiliario reafirma el estilo y la estética de Pinazo, que no se contiene a la hora de plasmar su peculiar grafismo, aunque ahora con un trazo más sinuoso que perfila contornos y define objetos, como sucede con las mesas, el sillón o la lámpara. Las múltiples sugerencias que encierran sus obras hacen que, a la vista del interior de este retrato, podamos recordar nombres tan lejanos en el tiempo como Tintoretto, Magnasco, Menzel, Boldini, Kokoschka o De Pisis; una suma de pasado e intuición que es la esencia de la singularidad de Pinazo. (Texto extractado de Pérez Rojas, F.J.: Ignacio Pinazo. Los inicios de la pintura moderna. Fundación Mapfre, 2005, pp. 208-209)