Apunte de un hombre dormido
1894. Lápiz compuesto sobre papel verjurado, 485 x 312 mmNo expuesto
Este dibujo sigue la línea que pintores como Ramón Casas estaban desarrollando, con una agilidad y una espontaneidad marcadas por una personal manera de dibujar, con trazos seguros y rápidos de diferente grosor para dar luces y sombras, dejando algún blanco para difuminar o iluminar ciertas partes. Aunque fue dibujado en Olot después de finalizar su pensión en Roma y de haberse formado en París, parece hacer referencia al ambiente bohemio de su entorno artístico en el extranjero. La posición en la que dibuja al retratado recuerda los ambientes burgueses nada formales y rememora, aunque con el personaje en una actitud más displicente y quizá menos confortable, al destacado cuadro La siesta, pintado en 1884 en un estilo realista por Ramón Martí Alsina (1826-1894), que a su vez recordaba el planteamiento de Gustave Courbet (1819-1877) en diversas escenas de personajes adormecidos, como La hilandera dormida, conservado en el Musée Fabre de Montpellier. Aunque sin una relación tan directa, quizá también evocaba el cuadro Interior al aire libre de su gran amigo Ramón Casas (1866-1932), realizado en 1892, sobre todo en la idea intimista reflejada en el retrato de su cuñado dormido en una pequeña mecedora en la terraza de los padres del pintor, aunque no con el relajamiento físico del cuadro de Martí Alsina (Texto extractado Azcue, L.: Solidez y belleza. Miguel Blay en el Museo del Prado, Museo Nacional del Prado, 2016, p. 41).