El incendio de Troya
Primera mitad del siglo XVII. Óleo sobre lienzo, 140 x 238 cmNo expuesto
Como es sabido, La Guerra de Troya terminó con la introducción, por parte de los griegos, en la ciudad, de un caballo de madera lleno de soldados, quienes una vez llegada la noche la toman e incendian. En una escena nocturna y con escenografía teatral, el pintor ha situado a la izquierda, iluminándolo, el palacio. De él salen las figuras de Eneas, llevando a su padre Anquises sobre sus hombros, e inmediatamente detrás su esposa Creusa, dando la mano al hijo de ambos, Ascanio. A la derecha de la composición se narra la lucha entre griegos y troyanos en un escenario de edificios en llamas, que sirven para iluminar el cuadro, y la silueta del famoso caballo, origen de la destrucción de la ciudad.
Si bien el tema está recogido en las Metamorfosis de Ovidio, fue Virgilio en su Eneida (II, 720-725) quien inmortalizó la salida de Eneas de Troya junto con su familia y los dioses familiares en una embarcación; la hostoria pervive durante la Edad Media y el Renacimiento, y tiene una gran acogida en la literatura española del siglo XVII. Poetas, como Fernando de Herrera y Góngora, y autores teatrales, como Guillén de Castro y Calderon, lo trataron y con gran éxito.