Estuche para vaso en forma de dragón o caquesseitão
1550 - 1600. Cuero, Madera, Metal, Tela, 28 x 22 cmNo expuesto
Estuche de cuero con forma abarquillada, con protuberancia y pie cilíndrico, realizado para alojar un Vaso en forma de dragón o caquesseitão (O111). Este estuche tiene especial interés pues es coetáneo a la producción del vaso, que salía del taller como producto totalmente acabado, con el complemento y protección indispensable que le proporciona el estuche. Éste presenta una bella decoración de enrejado sobre la superficie, con claveles y espejos de marco rectangular sostenidos por cintas. En los bordes, se perfilan los campos mediante guirnaldas de laurel y flores de lis estilizadas, que recuerdan los diseños medievales e islámicos. Se abre en mitad vertical, incluida la base, adornada con líneas entrecruzadas formando una estrella. La importancia de los estuches es grande para el estudio de las alhajas, dado que aportan datos volumétricos, estilísticos y cronológicos que ayudan a la correcta identificación de cada objeto, incluyendo su posible procedencia, común o no, a otros ejemplares. Gracias a ello, puede relacionarse claramente un conjunto de estuches con los objetos que contuvieron. Esta circunstancia dota de especial interés al conjunto de estuches de las alhajas, convirtiéndolos en, quizás, el más importante grupo de todos cuanto se conocen, pues muy pocos se conservan. Estos estuches llegaron a España con las alhajas del Delfín que heredó Felipe V. Tiempo después, en 1776, Carlos III cedió el conjunto de vasos, incluidos sus estuches, al Real Gabinete de Historia Natural, donde permaneció hasta la salida de las alhajas hacia París, dejando atrás los estuches. Cuando éstas se recuperaron, muchos de los estuches, posiblemente ya no se pudieron utilizar como contenedores, al volver las alhajas mutiladas o reconstruidas indebidamente.
Los estuches de estos vasos de lujo se concebían de un modo práctico, con la forma del vaso contenido. Parte de los estuches que se conservan son aquellos que originariamente tuvieron los vasos al ser fabricados; otros fueron encargados por sus sucesivos poseedores, a veces personalizados con símbolos relacionados con el propietario. La existencia o no de estos estuches protectores determinaba en muchas ocasiones la longevidad de los vasos que contenían.
Arbeteta Mira, Letizia, El tesoro del Delfín: alhajas de Felipe V recibidas por herencia de su padre Luis, Gran Delfín de Francia, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2001, p.85-89; 227