Fernando el Católico
Hacia 1848. Óleo sobre lienzo, 225 x 141 cmDepósito en otra institución
Inspirado por su inquietud intelectual y plenamente consolidado ya en la dirección del Museo del Prado, José de Madrazo emprendió desde el Real Museo de Pinturas una de las empresas artísticas más ambiciosas del panorama museístico europeo de su tiempo, que explica además algunas de las circunstancias más interesantes de la formación de las colecciones del Prado durante años. Madrazo proyectó crear como sección propia dentro del Prado una vasta iconoteca regia que recorriera toda la historia de la Monarquía hispana. En su propuesta quedó evidente la voluntad de recuperación del pasado histórico nacional vinculada con el propósito tradicional de la Corona de contar con representaciones icónicas de la sucesión genealógica de la Monarquía. El grueso fundamental de esta galería debía formarse con cuadros que el director debía elegir entre los que ya existían en los Palacios y Reales Sitios, que contaban con una colección sobradamente rica en retratos de los monarcas españoles de las Casas de Austria y Borbón, por lo que en su plan de ejecución Madrazo estimó en un principio necesario cubrir tan sólo el vacío icónico que existía desde la Reconquista hasta los Reyes Católicos, con los que se concluía la primera parte de la Serie cronológica de los reyes de España, encargándose a pintores contemporáneos la ejecución de aquellos retratos (Texto extractado de Díez, J.L.: La pintura isabelina: arte y política. Real Academia de la Historia, 2010, pp. 60-70).