Florero
Siglo XVII. Óleo sobre lámina de cobre, 48 x 35 cmNo expuesto
Tres rosas y cinco tulipanes se combinan con florecillas de Narcissus tazetta y Myosotis scorpioides; una coccinela, una mariposa, un insecto y un gusano dan vida a este conjunto que repite, con variantes, los originales de Brueghel de Velours en las colecciones R. Green de Londres, Wingfield castle, y colección Turkow de la Haya.
El gusano, los capullos, crisálidas y mariposas que, recién nacidas, intentan de nuevo su reproducción, subrayan intencionadamente el concepto de fragilidad de la vida, ya implícita en las flores. Este movimiento cíclico, principio y fin de la vida, se repite prácticamente idéntico en la Naturaleza muerta de la Galería Leegenbroeck, que reproduce, como este Florero, originales de Brueghel de Velours, y recuerda con mayor recargamiento los jarrones de Osias Beert en la composición de Rubens en Sarasota (Texto extractado de Díaz Padrón, M.: El siglo de Rubens en el Museo del Prado: catálogo razonado de pintura flamenca del siglo XVII, 1995, p. 294).