Flores y frutas
1887. Óleo sobre lienzo, 165 x 105,4 cmDepósito en otra institución
María Luisa de la Riva se esmeró en evocar aquí las texturas de la gran variedad de flores y frutas de esta compleja composición, así como de los objetos que los contienen o en torno a los cuales se ordenan. Sobre una mesa, un frutero de cristal concentra uvas de distintas variedades, y junto a ella, sobre el tablero, algunos racimos más y un par de granadas, una de ellas abierta, y una naranja mondada. Tras la copa y recortado ante una cortina de tela hay un jarrón con motivos decorativos que contiene un feraz ramo de flores, en el que se distinguen, con botánica precisión y variado equilibrio, rosas, nardos, margaritones, iris, lilas, gladiolos, espuelas de caballero, plumbago, fucsias, kentias y amor de hombre.
La obra mereció una mención de honor en la Exposición de Bellas Artes de 1887 en la que el jurado, si bien en un primer momento fue parco en la concesión de premios, parece que luego "se prodigó en exceso" según la prensa, y entre otros reconocimientos otorgó dieciocho certificados y menciones honoríficas a las pintoras que concurrían al certamen. Aunque no parece que el jurado recomendara al Ministerio de Fomento la adquisición de ninguna de las obras galardonadas, a De la Riva terminaron por comprarle las dos que había presentado al certamen y que merecieron variados elogios en la prensa.
G. Navarro, Carlos, Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931), Madrid, Museo Nacional del Prado, 2020, p.334 nº 95