Puesto de flores
Hacia 1887. Óleo sobre lienzo, 71 x 55 cmDepósito en otra institución
Este lienzo es quizá la composición más ambiciosa de una de las pintoras que disfrutó de mayor reconocimiento público en la España del siglo XIX. Especializada en la pintura de flores, luchó denodadamente por alcanzar la fama, logrando desvincularse como artista de su marido, el también pintor Domingo Muñoz Cuesta. A pesar de su exitosa carrera, a veces se la siguió tratando como aficionada. Esto la sitúa como una de las protagonistas del primer gran episodio de profesionalización de las mujeres pintoras en la península.
Puesto de flores fue seguramente la primera obra que presentó en París, en el Salón de 1885, cuando ya contaba en la capital francesa con Simonson como marchante. De la Riva, que no acostumbró a introducir figuras humanas en sus composiciones, pinta aquí a una florista que posa ante su exuberante mercancía y a la que representa como un tipo popular muy cercano al costumbrismo. Aunque alejada aún en esta obra del lenguaje y del mensaje propios del realismo social en boga, la incorporación de una florista permitió sin embargo a la autora llamar la atención sobre los modestos empleos a los que estaban abocadas las mujeres no profesionalizadas y necesitadas de dinero, enmarcándose así en la línea en la que, casi simultáneamente, apuntaba Pardo Bazán en algunos de sus escritos.
G. Navarro, Carlos, Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931), Madrid, Museo Nacional del Prado, 2020, p.248 nº 52