Ganímedes
160 - 170. Mármol blanco, 150 x 106 cm.La escultura representa a Ganimedes, hijo del rey de Troya, que, como su descendiente Paris, fue pastor en la niñez. Por esta razón no sólo lleva el gorro frigio de los troyanos y la clámide del joven héroe, sino también un cayado largo y nudoso y, sujeto a la correa, un perro de complexión delicada, cuyo collar está decorado con aplicaciones cuadradas de metal. La posición algo ambigua de Ganimedes se esclarece a través de otras representaciones similares. Con la pierna izquierda arrodillada sobre una roca y la derecha estirada, retrocede frente al águila y, al mismo tiempo, se defiende con el brazo derecho estirado, que aquí ha sido añadido de forma errónea con una copa.
Desde Homero, la suerte de Ganimedes ha sido un tema frecuente en la literatura y en las artes plásticas. Mientras que en Homero los dioses raptaron a Ganimedes, comparable a un dios, para que el más bello de los hombres mortales fuera escanciador de Zeus (Ilíada, 20, 231 ss.), en los himnos homéricos es el propio Zeus quien rapta al rubio Ganimedes por su belleza (5, 202 ss.). Sólo a mediados del siglo IV a.C. es el águila quien asume la tarea de raptar al muchacho.
Esta obra ilustra el instante precedente en que el águila agarra a Ganimedes. La iconografía de esta escena fue desarrollada, al parecer, en el sur de Italia y en Sicilia durante el siglo III a. C. El dramatismo de la acción apenas se percibe. El águila es de un tamaño menor que en la mayoría de las representaciones mencionadas y tan sólo la leve contracción de la parte inferior del cuerpo del muchacho permite intuir resistencia.
Es obra de un taller romano de época antoniniana, por las pupilas marcadas, poco frecuentes en la escultura mitológica, que aún se perciben en el ojo derecho, el antiguo pulido del cuerpo de Ganimedes, que se destaca de modo efectista de la superficie áspera del plumaje del águila, y finalmente las profundas ranuras del trépano en la cabellera, cuyo trabajo se asemeja a los retratos de finales de la época antoniana, es decir que el grupo debe haber sido creado entre el 160-170 d. C.
Una singularidad es la larga cabellera del muchacho, que rodea la cabeza como una peluca y está cuidadosamente peinada con bucles. “El cabello largo y abundante ha sido un signo de belleza heroica a través de todos los tiempos” (Texto extractado de Schröder, S. F.: Catálogo de la escultura clásica, Museo Nacional del Prado, 2004, pp. 411-416).