Ganimedes
Mediados del siglo XVIII. Lápiz sobre papel, 480 x 337 mmNo expuesto
El Ganimedes (E000035) del Museo del Prado, composición romana del siglo II d. C. basada en modelos helenísticos, constituyó en el siglo XVII el timbre de orgullo de la colección formada en Roma por el marqués del Carpio. Sabemos que éste lo adquirió en 1678, pagando por él ciento treinta escudos, en la almoneda de los bienes del cardenal Massimi, y que lo hizo dibujar en el llamado Álbum del Carpio, donde ya aparece restaurado, casi idéntico a como lo vemos en el presente dibujo. Del valor que se concedía a esta obra es buen testimonio un texto conocido en versión italiana por dicho Álbum y en versión castellana por un manuscrito de Juan Vélez de León, secretario del Marqués: en él se señalan las obras de la colección Massimi adquiridas por éste, y se resalta “la estatua del natural de un Ganimedes, obra excelente”.
Traída a España por Carpio, la obra siguió la suerte de la mayor parte de sus compañeras de colección: durante unos años fue propiedad de la Casa de Alba, y finalmente fue adquirida por Felipe V e Isabel de Farnesio, pasando a La Granja y siendo instalada en la “pieza undécima” de su galería de estatuas. Allí fue estudiada por Ajello, quien la creyó obra griega, al decir de Barrón, y, pocos años después de ser dibujada en la presente lámina, perdió su brazo derecho: así se deduce de la descripción de Ponz, quien señala su falta y demuestra su sentido arqueológico. Efectivamente, el vaciado en yeso que se conserva en La Granja muestra la falta del brazo, y su buen acabado indica que tal carencia no se debe a una rotura de la escayola. La escultura llegó por tanto a Museo del Prado mutilada, y Salvatierra se limitó a ponerle un brazo nuevo, con una copa en la mano, sin conocer la restauración del siglo XVII. Es por tanto erróneo, aunque estéticamente acertado, el juicio que hizo años después Barrón de esta reconstrucción neoclásica diciendo que fue restaurada hacia el año 1830 por el escultor Salvatierra, quien antes había levantado la restauración antigua. La copa que puso a Ganimedes en la mano derecha no existía en la restauración antigua, y casi podría afirmarse que tampoco en la composición original, pues hay que tener en cuenta que este Ganimedes es todavía el pastor del Ida, no ya el escanciante de Júpiter… El carácter con que Salvatierra, realizó la restauración no es de lo más apropiado al de la obra. En la restauración antigua… y probablemente en el original, la mano con que hoy tiene la copa sólo sirve para ayudar a la expresión total de inquietud y espanto en que está inspirada la figura. Otro de los añadidos realizados por Salvatierra hubo de ser una hoja de parra, que aparece, como el nuevo brazo, documentado gráficamente por Clarac. Posteriormente, el Ganimedes no ha sufrido más variaciones que la pérdida de esta hoja y ha seguido la historia común de las demás esculturas del Museo del prado, recibiendo distintos números en los inventarios sucesivos hasta tomar el actual, como es norma, en el catálogo de Barrón.
El dibujo forma parte del conocido como Cuaderno de Ajello formado por un conjunto de cincuenta y nueve hojas sueltas, con dibujos a lápiz, destinadas a servir de modelo para la realización de una serie de grabados, que debían ilustrar un catálogo descriptivo de las esculturas reunidas por Felipe V y su esposa, Isabel Farnesio, en el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso.
Elvira Barba, Miguel Ángel, El Cuaderno de Ajello y las esculturas del Museo del Prado, Madrid, Museo del Prado, 1998, p.130-133