Imposición de la casulla a san Ildefonso
1603 - 1609. Óleo sobre lienzo, 129 x 113 cmNo expuesto
Es esta la única obra firmada del pintor Santiago Morán el Viejo, apelativo que sirve para distinguirle de su hijo, Santiago Morán Cisneros (h.1610-1663), artista de escasa producción conocida, vinculada a la órbita de Vicente Carducho como acredita La Presentación de la Virgen en el Templo, pintura del Museo del Prado (P5769).
También es escasa la obra de Morán el Viejo, pintor que ejerció principalmente como retratista. La primera noticia que se tiene de él data de 1597 y lo vincula en Madrid a Juan Pantoja de la Cruz, con quien tuvo especial trato y de cuya pintura es dependiente la de Morán, tanto en tipos como en construcción pictórica e iluminación. En 1609, tras algún tiempo en Valladolid siguiendo el traslado de la corte a dicha ciudad (1601-1606), sucedió a Pantoja, muerto el año anterior, como pintor de cámara de Felipe III en Madrid. Como retratista, tan solo podemos adjudicarle a Morán el cuadro de La infanta Margarita Francisca, hija de Felipe III, perteneciente al Museo del Prado (P1282), obra ejemplar de la repetición de los modelos del retrato de corte por parte de los pintores que trabajaron para la Corona española.
La documentación ha revelado que, además de retratos, Morán realizó cuadros religiosos, como una serie con la vida de Cristo y cuatro historias sobre la Virgen que pintó en 1613 por encargo del pintor Mateo Serrano, quien se encontraba en aquel tiempo restaurando las pinturas del retablo de la Iglesia de la Asunción en Robledo de Chavela (Madrid). Así lo evidencia La imposición de la casulla a san Ildefonso, lienzo de claros paralelismos con el ejemplar de Pantoja, firmado en 1603 (P5424), con quien comparte la convención de los rostros que, en el caso de Morán, resulta especialmente inexpresiva.
La pintura ilustra la representación más habitual de la vida de san Ildefonso (607-667), uno de los padres de la Iglesia, arzobispo de Toledo y patrono de la ciudad, donde esta iconografía encontró su mayor desarrollo. Como acérrimo defensor de la virginidad de María, san Ildefonso recibió de manos de ésta una casulla. La imagen del santo arrodillado, cubierto con alba, recibiendo de manos de María y un ángel la casulla gloriosa, se completa con la representación de los ángeles y las doncellas del séquito mariano, así como el coro celestial y una incorporación muy divulgada en Toledo en la segunda mitad del siglo XVI: la anciana que sostiene una candela encendida y que guardó para la hora de la muerte, según tradición fijada en José de Valdivieso, Auto de San Ildefonso, 1616, pero que indudablemente tuvo un origen anterior.
El lienzo debió de realizarse en fecha posterior al ejemplar de Pantoja y antes de la consecución del título de pintor de cámara por parte de Morán (Texto extractado de Ruiz, L.: Museo Nacional del Prado, Memoria de Actividades 2016, pp. 52-54).