Museo del Prado, vista de la fachada oeste o de Velázquez
1860 - 1862. Albúmina sobre papel fotográfico, 305 x 425 mmNo expuesto
El edificio del Museo del Prado proyectado por Juan de Villanueva ha constituido siempre un ineludible punto de referencia visual en el panorama urbano de Madrid. Desde mediados de la década de 1820 numerosos artistas mostraron su interés por representar sus volúmenes en el entorno arbolado del Paseo del Prado. Dibujantes como Carlos de Vargas (act. 1824-32) o pintores como Fernando Brambila (1763-1834) crearon modelos que gozaron de amplia difusión gracias a la nueva técnica de la litografía. En el primero de los casos, Vargas concibió en 1824 una imagen que posteriormente encabezó el primer volumen de la Colección litográfica de los cuadros del Rey de España (1832), en la que se recogían las obras más significativas del Museo. Estas estampas fueron editadas en gran formato, sobre papeles de buena calidad con amplios márgenes y, en la edición de lujo, estampadas en papel china. La vista elegida por Vargas fue tomada desde el norte, con una perspectiva muy acusada, en la que predominaba el volumen cúbico del cuerpo septentrional con la antigua rampa de acceso en primer término. Esta vista configuró la imagen del edificio más repetida durante la primera mitad del XIX, debido en gran medida a que permitía la contemplación del eje longitudinal del mismo, adaptándolo a un formato horizontal normalizado. Imágenes posteriores, como las de Bernardo López Piquer o Fernando Brambila repitieron este punto de vista, que pasaría directamente a la fotografía siguiendo las recomendaciones que incluían los primeros manuales de este arte para captar la arquitectura, ya que “los edificios vistos de frente no tienen tan buen efecto como los mirados por un ángulo; no hay tanta monotonía, y las líneas que se proyectan, marchan del cuadro a dentro, con un efecto arquitectónico admirable”. La fotografía de Charles Clifford tomada en 1857, en la que el cuerpo norte del Museo destaca en primer término, es un buen ejemplo de ello. Pero la fotografía configuró un nuevo tipo de imágenes en las que las aproximaciones y los detalles constituían elementos esenciales de la imagen. De tal manera la columnata del edificio se convirtió en elemento central de la fotografía. Así se comprueba en el daguerrotipo de José Albiñana fechado en 1851, la primera fotografía conocida del Museo, en el que se muestra el gran pórtico dórico.
Hacia 1860 Charles Clifford hizo otra toma de la columnata, esta vez desde el sur. El mayor formato del negativo y del positivo ofrecía además una visión estética y no solo documental, preocupándose por los encuadres y los contrastes lumínicos. La consideración artística de la fotografía queda reflejada en la inclusión de la firma del autor, en tinta azul, en el ángulo inferior derecho. Esta fotografía, único ejemplar conocido hasta ahora e inédita en el catálogo de la obra de Clifford, es asimismo de notable interés para el conocimiento de la historia material del Museo, ya que permite identificar por primera vez con claridad las esculturas que al menos desde 1851, fecha del daguerrotipo de Albiñana, y hasta 1880/86, adornaron los intercolumnios de la fachada principal del Prado: Un rey godo, a la derecha, y Un rey godo anterior a Leovigildo, a la izquierda, que formaron parte de la decoración prevista para el nuevo Palacio Real de Madrid. Tras ser retiradas del Prado se llevaron a la fachada principal del antiguo Museo del Ejército, que estuvo ubicado en el único cuerpo existente del antiguo palacio del Buen Retiro, donde todavía permanecen en la actualidad.
Museo Nacional del Prado, No solo Goya: adquisiciones para el Gabinete de Dibujos y Estampas del Museo del Prado, 1997-2010, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2011, p.301, 303, nº 68