Narciso
1636 - 1638. Óleo sobre lienzo, 97 x 93 cm. En exposición temporalNarciso, un joven de gran belleza, fue castigado por los dioses por haber rechazado a la ninfa Eco a morir de amor hacia sí mismo. Ovidio en el libro III de las Metamorfosis (370-510) cuenta: "(...) Y mientras bebe cautivado por el reflejo de la belleza que está viendo, ama una esperanza sin cuerpo; cree que es cuerpo lo que es agua. Se extasía ante sí mismo y sin moverse ni mudar el semblante permanece rígido como una estatua tallada en mármol de Paros. Apoyado en la tierra contempla sus ojos, estrellas gemelas, sus cabellos dignos de Baco y dignos de Apolo, sus mejillas lampiñas, su cuello de marfil, la gracia de su boca, el rubor mezclado con nívea blancura, y admira todo aquello que le hace admirable".
La obra muestra a un joven, prácticamente con las mismas características descritas por Ovidio, mirando su reflejo en el agua del cual se aprecia parte del mismo en la parte baja de la composición. Las variaciones de J. Cossiers con respecto al original de Rubens se basan fundamentalmente en la expresión del rostro, más dulcificada en el lienzo, y en el paisaje del fondo. En el caso del boceto de Rubens, conservado hoy en el Museo Boymans-van Beuningen de Rotterdam (núm. 2518), el rostro enfurecido de Narciso parece reflejar el momento narrado por Ovidio en el que el joven ya no aguanta más el sufrimiento "(...)Y mientras así se lamenta, rasgó el vestido desde el borde superior, y se golpeó con sus marmóreas manos el pecho desnudo (...)". J. Cossiers, al cambiar el rostro de Narciso, parece mostrarnos el momento en el que ve por primera vez su reflejo y se enamora de sí mismo. S. Alpers, autora del único estudio completo del encargo de Rubens para la Torre de la Parada hasta la fecha, resalta el mayor tamaño de la figura con respecto al resto de la composición, al igual que hace en otras obras de pequeño formato para la serie.
Los lienzos para la Torre de la Parada fueron realizados en torno a 1636-1638 aproximadamente, siguiendo la correspondencia entre el Cardenal Infante Don Fernando, gobernador de Flandes en el momento del encargo, y su hermano el rey Felipe IV.
La decoración de la Torre de la Parada, en cuyo proyecto también participaron otros autores como Velázquez, fue el mayor encargo que Rubens recibió de Felipe IV. A partir de 1636 se enviaron desde Amberes a Madrid más de sesenta obras para esta casa de recreo situada en los montes del Pardo. La mayor parte de las escenas narraban las pasiones de los dioses, según fueron descritas en las Metamorfosis del poeta romano Ovidio y otras fuentes clásicas. Para llevar a cabo un proyecto tan amplio, Rubens realizó pequeños bocetos sobre tabla, donde capta la esencia moral de las historias y las actitudes de los personajes. Estos bocetos sirvieron de base para la elaboración de los lienzos definitivos.
El Museo del Prado conserva diez de los bocetos de Rubens, nueve de ellos donados en 1889 por la duquesa de Pastrana, y uno adquirido en el año 2000. El Prado también conserva la mayoría de los lienzos realizados a partir de los diseños de Rubens para la decoración de este lugar (muchos de los cuadros fueron pintados por otros artistas).
(Información revisada y actualizada por el Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado, 2014).