Paisaje con Mercurio y Herse
Hacia 1660. Óleo sobre lienzo, 148 x 111 cmEn exposición temporal
Este cuadro, que procede de las colecciones reales españolas, describe un episodio de las Metamorfosis (II, 708-831) de Ovidio en el que se narra cómo Mercurio (que aparece en lo alto descendiendo del cielo) se enamoró de Herse, una de las vírgenes que lleva flores al templo de Palas Atenea.
La escena, que en otros pintores propiciaría un estudio de gestos y anatomías, es utilizada por Mazo para crear un paisaje ejecutado según los parámetros habituales de su producción, donde puede integrar naturaleza, arquitectura y figuras. Estas, lejos de ser las protagonistas de la obra, se definen en función de su escala diminuta frente a la arquitectura monumental y el cielo inmenso. Pero el templo no sale mejor parado, pues la vegetación que lo invade anuncia la caducidad de sus piedras imponentes. Como en la poesía de Quevedo, el tiempo y la naturaleza son los dos fenómenos en los que se enmarca el destino humano.
La obra muestra la dirección que tomó el paisaje cortesano en Madrid en las décadas centrales del siglo XVII de la mano de Juan Bautista Martínez del Mazo y de su discípulo Benito Manuel Agüero (ca.1626-después de 1670). Partiendo de la pincelada suelta y de la técnica liberal de Velázquez, y del conocimiento de los paisajes clasicistas de las colecciones reales, utilizaron el color como materia principal para construir sus composiciones, y se interesaron vivamente por los efectos atmosféricos, lo que dio lugar a obras de una brillantez cromática notable, que apenas tendrían continuidad en la pintura española, y que configuran un capítulo con personalidad propia dentro de la historia del paisaje europeo del siglo XVII (Texto extractado de Portús, J.: Roma naturaleza e ideal: paisajes 1600-1650, Museo Nacional del Prado, 2011, p. 173).