Retrato de niña
1838. Óleo sobre lienzo, 72 x 56 cm. Depósito en otra instituciónEl Romanticismo halló en la infancia un motivo de inspiración acorde a sus ideales de expresión de sentimientos sin la cortapisa del paso de los años ni la huella de la experiencia borrando el candor natural. El sevillano Antonio María Esquivel, artífice del movimiento romántico, supo expresar esa ingenuidad. Esta obra supone un ejemplo al representar a una niña sonriente, la cual apoya su cuerpecito en el brazo de un sillón, para evitar que la haga caer el peso de la rueda que sostiene con la mano izquierda. En su carita redonda brillan los ojos azules y las mejillas ruborizadas le dan color a su marfileña tez. Marca su cuerpo una línea diagonal de derecha a izquierda y su traje verde claro atrae la mirada del espectador por el contraste con el rojo del cortinaje al fondo y del tapizado del sillón. Ese cromatismo rojo-verde se reitera en las piezas del aro. Además el autor atisba incluso dotes de miniaturista en la traza del pendiente que cuelga de una de las orejas de la pequeña.
Arte en Canarias Siglos XV-XIX. Una Mirada Retrospectiva, Islas Canarias, Viceconsejeria de Cultura y Depor, 2001, p.106-107 (T.II)