Tríptico de la vida de la Virgen
Hacia 1445. Óleo sobre tabla, 81 x 202,6 cm. Sala 058En este tríptico se representan cuatro escenas: la Anunciación, la Visitación, la Adoración de los ángeles y la Adoración de los Magos. Realizado hacia 1445, se considera la primera obra conservada de mano de Dirk Bouts y muestra ya un estilo similar al de las pinturas que ejecutó después, excepción hecha del canon de sus figuras, mucho más corto en este tríptico que en obras posteriores. Prescindiendo del interés que Bouts siente por el paisaje desde el principio, lo que resulta más digno de destacar en la obra del Museo del Prado son las formas ovales de los rostros de sus figuras, como se constata en el de la Virgen, que evidencia la simplificación de volúmenes de que hacen gala los pintores de los Países Bajos del Norte. Dirk Bouts recibe otros influjos al instalarse en los Países Bajos del Sur -entre 1444 y 1448 debe estar ya en Lovaina, donde morirá en 1475-. Se aprecia en esta obra la forma peculiar que tenía el pintor de traducir el mundo que le rodea, transmitiendo a sus figuras poco expresivas, sumidas en un silencio meditativo y con sus movimientos detenidos, una sensación de recogimiento, que se aleja de la fuerte emotividad de Roger van der Weyden y de la monumentalidad de Jan van Eyck, cuyo arte conoció y de los que se sirvió en la síntesis personal de su estilo. Pese a la fecha temprana en que Bouts ejecuta el tríptico, toma de Van der Weyden algunos esquemas compositivos, como la arquitectura pintada que simula una portada con arquivolta esculpida, que este último había ideado pocos años antes para el Tríptico de Miraflores (Gemäldegalerie, Berlin), o la composición de la Visitación que deriva de otra de Van der Weyden en el Museum der bildenden Künste de Leipzig. Sin duda, en esos primeros años de la carrera de Bouts, la influencia eyckiana -mitigada después- constituye la base principal de su lenguaje pictórico. Igual que el pintor de Brujas, en el tríptico del Prado, Bouts diferencia las distintas materias como los cabellos o los tejidos -perceptibles en el arcángel Gabriel de la Anunciación-, emplea la luz como factor de unidad, dota las diferentes escenas de una atmósfera dorada y de un modelado vigoroso. También es digna de reseñar la atención que presta a los rostros y manos de las figuras, como se constata en el primero de los Magos que se arrodilla ante el Niño en la Adoración, con la cara llena de arrugas y las venas de las manos marcadas, igual que Isabel en la Visitación. Pese a que esta obra de Bouts parece un políptico compuesto por cuatro tablas, -tantas como escenas-, en realidad es un tríptico formado por tres paneles. En el central se representan dos escenas de la misma dimensión que las laterales -la Visitación y la Adoración del Niño por los ángeles-, separadas por una columna pintada de mármol rosáceo. Tanto éstas como las que se incluyen en paneles laterales -la Anunciación en el izquierdo y la Adoración de los Magos en el derecho- muestran un marco arquitectónico que evoca la entrada de un pórtico. Aun cuando los arcos tienen forma semicircular, los pórticos son góticos, como las chambranas y otros elementos decorativos propios de este estilo, que aluden a la nueva ley que comienza tras el anuncio del arcángel Gabriel a María. En las arquivoltas se representan pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento -seis en cada escena-, que refuerzan esta idea. Bouts transforma aquí los pórticos poco profundos que Van der Weyden había dispuesto en el Tríptico de Miraflores por otros más desarrollados. En la obra del Prado, los pórticos delimitan un primer plano y detrás de él se incorporan las figuras. De este modo, éstas no están encuadradas por las arquitecturas, sino que se ven a través de ellas, integrándose así en el espacio que las rodea, de forma que se produce una distancia entre el espectador y los personajes pintados (Texto extractado de Silva, P. en: 100 Obras Maestras del Museo del Prado, Museo Nacional del Prado, 2008, p. 20).