Vacunación de niños
Hacia 1900. Óleo sobre lienzo, 100 x 150 cmDepósito en otra institución
El Realismo había puesto de moda la representación de la actividad científica y médica, como lo muestra esta pintura que relata uno de los más notables progresos sanitarios que se dio a finales del siglo XIX, la vacuna. En esta pintura Borrás juega con la tensión temática entre ciencia y conciencia, entre progreso y tradición, entre objetividad y afecto. A la izquierda se sitúa el practicante, en el momento de inocular la vacuna a un bebé sostenido en los brazos de su madre, delante del cual se distingue parcialmente un caballo utilizado para mantener activos los virus. El resto de niños aguardan con sus respectivas madres, a la derecha, en diversas posiciones. Borrás dispone las figuras en semicírculo, con trazos frescos, de color muy vivo, que evidencian una factura pictórica muy moderna. No existen jerarquías visuales ni tensión narrativa en la composición, como corresponde a una pintura realista. El encuadre fragmentario acentúa el carácter de escena casual, como si hubiera sido tomada azarosamente en un consultorio médico cualquiera. El pintor lleva una reflexión plástica sobre la contraposición entre el conocimiento científico y la resignación de las madres que entregan confiadamente a sus hijos, que es un modo de expresar los abismos de la vida sin recurrir a una retórica grandilocuente. Además teoriza esperanzadamente sobre la supresión de las barreras sociales que traen consigo los progresos médicos: tanto la elegante dama, enjoyada y con un vistoso traje rojo y tocado del mismo color, con su rollizo hijo primorosamente vestido de blanco, al que están vacunando, como el resto de las madres que esperan inquietas, de extracción mucho más humilde, con sus hijos casi desnudos, aguardan la misma esperanza y recibirán el mismo remedio. (Texto extractado de Reyero, C.: “Vacunación de niños”, Ternura y Melodrama. Pintura de escenas familiares en tiempos de Sorolla, Conselleria de Educacio y Cultura, 2003, p. 228).