Zorra corriendo
1636 - 1638. Óleo sobre lienzo, 84 x 81 cmNo expuesto
El cuadro, realizado por Paul de Vos, muestra una zorra corriendo en un paisaje abierto pintado sin mucho desarrollo. El colorido utilizado y la composición se asemejan a otras obras de este artista presentes en la colección real. La producción de Paul de Vos recuerda mucho a la de su cuñado Frans Snyders, si bien el estilo del primero evolucionó con una representación más teatral y enérgica de los animales aunque a menudo sin tanto realismo como los de su cuñado. La representación de animales en pintura no es exclusiva del siglo XVII, pero sí la utilización de grandes formatos, algo que popularizó Frans Snyders. Este artista, colaborador en ocasiones de Rubens, se convirtió en uno de los más importantes animalistas de su tiempo, sentando las bases para artistas posteriores a él como Paul de Vos. En cuanto al tratamiento del paisaje guarda cierto parecido con obras de Jan Wildens, artista del que existían cuadros en las colecciones reales.
El formato y las referencias documentales han situado la obra en la Torre de la Parada. Esta sería una de las sobrepuertas, obra de Vos, que aparecen en el inventario de 1701-1703. Dentro del programa decorativo de la Torre de la Parada, además de las pinturas encargadas a Rubens y su taller, existieron otras con escenas de cacerías y animales, tanto perros usados en las jornadas de caza, sus presas y otros animales exóticos. La función primitiva del lugar como cazadero explicaría esta iconografía. El principal problema documental a la hora de analizar estas obras sobre animales son las someras descripciones dentro de los inventarios reales, su movimiento constante por los diferentes palacios y sitios y la confusión creada con respecto al supuesto encargo de las mismas, a partir de la correspondencia entre el Cardenal Infante don Fernando de Austria, gobernador de Flandes en el momento de la comisión y su hermano el rey Felipe IV. Además era conocedor de las obras de Paul de Vos si seguimos a K. Van der Stighelen y A. Balis quienes citan a D. Papebrochius, que cuenta como el cardenal visitó su taller.
En las cartas se habla de un encargo de 60 obras, separado con respecto al de Rubens, a un artista denominado Esnerie y al cual constantemente se apremia para que las termine. Así, en una de ellas escrita el 6 de diciembre de 1636 se dice que: "(...) pero que él (Rubens) las quiere dibujar todas menos las de Esneire. Hele dicho lo de los payses; y dice que se ejecutará". En otra carta del 24 de junio de 1637 se especifica el tipo de obras: "(...) Las pinturas caminan bien; á estas ultimas de las cazas se dan mucha priesa(...) hasta el fin de agosto es imposible acabarlos, por haber comenzado tan tarde". Estas cartas no dejan claro si se trata de Frans Snyders, con el que podría haber colaborado Paul de Vos, o si se trata de otro artista. De haber existido este encargo tampoco está claro si todas las obras eran para un lugar o varios, entre los cuales estarían la Torre de la Parada, el Palacio del Buen Retiro y el Alcázar. Hay que tener en cuenta que el primer inventario de la Torre se fecha entre 1701-1703, casi 62 años después de la llegada de las obras desde Amberes a Madrid y que las entradas de los inventarios no permiten identificar con tanta exactitud estas pinturas con respecto a las de Rubens y su taller.
Fuera o no un encargo cerrado para la Torre de la Parada lo cierto es que algunos de estos lienzos si colgaron allí. Éstos se destinaron a dos tipos de espacios: las sobrebentanas y sobrepuertas y las que colgaron en las paredes, denominadas pintura. Esto explica los diferentes tipos de formatos utilizados para estos espacios, especialmente para las primeras, donde se concentraron la mayoría de las escenas de animales solos en paisajes abiertos.
(Información revisada y actualizada por el Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado, 2014)