Desnudo de mujer sentada con paipay
1893. Lápiz compuesto sobre papel verjurado, 633 x 486 mm. No expuestoPara este estudio del natural seguramente eligió a la misma modelo que posó para otro dibujo, el Desnudo de mujer sentada (D4936). Aquí Blay muestra su profundo conocimiento de los recursos del dibujo y los aplica con maestría. Se aprecia una seguridad en los trazos de la composición, muy escultórica, que ofrece una perfecta sensación de tridimensionalidad. Blay realizó este dibujo durante el último tramo de la prórroga de su beca de la Diputación de Gerona, en la que había optado por la Ciudad Eterna en lugar de continuar en París. El dibujo del desnudo era parte fundamental de la práctica artística, máxime en el caso de un escultor que necesitaba calcular adecuadamente los volúmenes que luego iba a modelar. Además de mostrar su capacidad analítica y su gran conocimiento de la anatomía, en este caso intenta transmitir el sentimiento de un cierto tedio por parte de la modelo.
Los dibujos de Blay que conserva el Museo del Prado son los testigos de la necesidad que tenía de dibujar. A lo largo de los años realizó un buen número de dibujos sueltos o en algún cuaderno, práctica habitual en los escultores para captar un determinado movimiento o un aspecto específico del tema que les interesaba, o simplemente para dibujar por placer (Texto extractado de Azcue, L.: Solidez y belleza. Miguel Blay en el Museo del Prado, Museo Nacional del Prado, 2016, p. 40).