El perro y la picaza
1636 - 1638. Óleo sobre lienzo, 115 x 83 cm. No expuestoEsta es una de las “fabulas” representadas por diferentes animales pintadas en el siglo XVII y presentes en las colecciones reales como La Fábula del león y el ratón (P1756) o La Fábula de la liebre y el galápago (P1753). En este caso, obra de Paul de Vos, vemos como el perro ladra a la picaza que le sobrevuela en actitud desafiante. Los animales aparecen en un paisaje que guarda relación con otros del mismo autor como Zorra Corriendo (P1865), Un galgo al acecho (P1871) o Un galgo blanco (P1876) con el que además comparte una referencia arquitectónica en el fondo: una torre. Son paisajes que muestran una gran presencia del cielo y escasa vegetación, sobre todo en el primer plano donde aparecen rocas que utiliza para firmar. Guardan cierto parecido con obras de Jan Wildens, artista presente en las colecciones reales.
La representación de animales en pintura no es exclusiva del siglo XVII, pero sí la utilización de grandes formatos, algo que popularizó Frans Snyders. Este artista, colaborador en ocasiones de Rubens, se convirtió en uno de los más importantes animalistas de su tiempo, sentando las bases para artistas posteriores a él como su propio cuñado, Paul de Vos. Las obras de éste recuerdan mucho a las de Snyders, si bien el estilo del primero evolucionó con una representación más teatral de las composiciones aunque a menudo sin tanto realismo en la ejecución de los animales.
El principal problema a la hora de estudiar estas obras dentro de las colecciones reales es su ubicación original y por lo tanto la fecha en la que llegaron a Madrid y si formaron parte o no de un conjunto. Una de las ubicaciones propuestas es la Torre de la Parada. Guardan similitudes con los animales aislados que la decoraban, fundamentalmente en el paisaje y la paleta cromática. Incluso son de los mismos autores de las pinturas sobre animales, como son Paul de Vos y Frans Snyders. Este tipo de representaciones encajarían con la decoración de la Torre, donde existieron escenas de caza y animales, desde los perros y las presas a los animales exóticos. La función primitiva de la Torre de la Parada como cazadero explica esta iconografía.
Debemos tener en cuenta que el primer inventario conservado de las obras de la Torre data de 1701-1703 y las someras descripciones de éste sobre las pinturas de animales impiden verificar con seguridad su ubicación allí, algo que si podemos establecer con el encargo de Rubens y su taller. Con respecto a las fábulas que supuestamente estaban allí, J.M. Valdovinos en su artículo "Menipo y Esopo en la Torre de la Parada" (Ciclo de conferencias: "Obras maestras de Velázquez. IV Centenario", 1998-1999) indica que es probable no existieran desde un inicio, a tenor de la escasez documental de estas obras en los primeros inventarios y la comparación entre la memoria de pinturas sacadas de la Torre de la Parada para llevarlas al Pardo en 1714 y el acta de entrega y tasación una vez están en el Palacio. Así, sopesa la posibilidad de que estas obras se llevaran a la Torre después del Saqueo de 1710 para rellenar los huecos. Es cierto que el inventario de 1701-1703 aparecen obras conducidas al Pardo como "Diferentes animales" o "Perros y animales" sin que podamos precisar si estas entradas se corresponden con alguna de estas pinturas.
(Información revisada y actualizada por el Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado, 2014)