Retrato del escultor José Siro Pérez
1840. Óleo sobre lienzo, 100,1 x 81,2 cmSala 062A
Es un retrato relevante en la producción temprana de Carlos Luis de Ribera y Fievée, pintado seguramente en París donde el artista asistía al taller de Paul Delaroche (1797-1856). Su interpretación muy sobria y contenida, de rigurosa frontalidad, revela la influencia de su maestro francés, que durante su estancia en Italia había asimilado los modelos inspirados en la pintura del Quattrocento. La influencia del purismo se advierte en el estudiado dibujo y en la composición estática y frontal. Los ojos elevados a lo alto evocan la dedicación a la pintura religiosa de Ribera, que ese mismo año presentó al Salon dos obras de este género junto a otros dos retratos, y era habitual en las obras de este género de otros pintores franceses, como Ingres y sus discípulos, entre ellos Jules-Claude Ziegler. El estudiado colorido del fondo, en tonos castaños, armoniza con el de la bata del escultor.
El retratado representa, según revela la etiqueta al dorso del lienzo, al escultor José Siro Pérez García (Madrid, 1809-Madrid, 1887), que trabajaba durante esos años en París bajo el magisterio del escultor francés.
David d´Angers (1788-1856). Un año antes le había retratado en la capital francesa Federico de Madrazo, en un dibujo conservado en el Museo, que formó parte del conjunto de efigies de artistas y amigos que legó al Museo del Prado (D5376). En su correspondencia con su padre José, el propio Federico de Madrazo se refirió a la valiosa actividad del escultor en París, aunque también comentaba, en una carta fechada el 27 de abril de 1837, que era lástima que se hubiera trasladado allí a una edad relativamente avanzada para lo que era entonces usual en vistas a su formación. Colaboró con El Renacimiento, el Semanario Pintoresco Español y fue fundador, inspector de cátedras y finalmente presidente de la Sociedad El Fomento de las Artes. Trabajó en la escultura funeraria y como adornista. De ideas republicanas, realizó un busto de Francisco Pi y Margall, quien presidió su funeral.
Vestido con camisa blanca abierta bajo la bata de trabajo del escultor, su dedicación aparece revelada en el escoplo que sostiene en su mano y en la figura en mármol tallado que recuerda en su composición los modelos de Praxíteles interpretados con un carácter más vigoroso que sensual y amable.
La amistad del escultor con Ribera y la reciprocidad en los retratos aparecen atestiguadas por la existencia de uno en busto que aquel le hizo tres años después y que presentó a la Exposición de Bellas Artes de la Academia de San Fernando en 1844. Su vaciado en yeso se conserva en esa misma institución (E281).
La pintura conserva su bastidor de doble cuña probablemente original y su marco, tallado y dorado, con entrecalle de hojas de agua y alternancia de oros bruñidos y mates.
Barón, Javier, 'Carlos Luis de Ribera. El escultor José Siro Pérez' En: Memoria de actividades 2021 Museo Nacional del Prado., Ministerio de Cultura y Deporte,, 2021, p.57-59