Torcuato Tasso se retira al convento de San Onofre en el Janículo
1864. Óleo sobre lienzo, 121 x 171 cmDepósito en otra institución
Torcuato Tasso, poeta italiano (Sorrento, 1544 - Roma, 1595). Su obra marcó la culminación de la poesía renacentista italiana y anuncia el desarrollo posterior de la misma, sobre la que ejerció una enorme influencia. Entró al servicio del cardenal Luis de Este, a quien acompañó a París (1570-1571), y del duque Alfonso II (1572). La redacción de su obra maestra, el poema épico ´Jerusalén libertada´, fue iniciado en 1559 y cuando creyó haberla finalizado, en 1575, el poema le pareció poco ortodoxo y lo envió a Escipión de Gonzaga para que lo examinase. Empezó entonces una época crítica para el poeta, en la que trataba de salvar la libertad de su temperamento frente a las limitaciones que le imponían los críticos aristotélicos clásicos. Su vida fue desde ese momento una alternancia trágica de períodos de locura y momentos de lucidez. Su situación se fue agravando, y sus violencias, injurias y extravagancias obligaron al duque Alfonso II a hacerlo encerrar en el asilo de santa Ana, en el que permaneció durante siete años (1579-1586). Después de residir en Mantua, Roma y Nápoles, fue llamado por el papa Clemente VII para ser coronado como poeta en el Capitolio, pero antes de esto murió en el monasterio de San Onofre, de la orden de ermitaños de san Jerónimo, fundado en 1434 y levantado en el Janículo, famosa colina romana situada en la orilla derecha del Tíber.
Maureta traslada a su lienzo el momento en que Tasso llega al convento, tal como lo describe el catálogo de la Exposición Nacional de 1864 en la que fue presentado "Triste, abatido y sintiendo agravar su enfermedad, rogó al Cardenal Cinzio le condujera al Monasterio de San Onofrio. Cuando llegaron salieron a recibirles el Prior y los monjes". Frente a las arcadas renacentistas de acceso al convento, Tasso, acompañado por sus amigos y por el cardenal Cinzio Aldobrandini, su protector, saluda al prior que ha salido a recibirle. Tras éste, separados a respetuosa distancia, los monjes asisten con actitud humilde al ceremonioso encuentro. Pese a que el episodio es tratado con la pretendida veracidad que el género histórico requiere en cuanto a la ambientación e indumentarias de los personajes, el artista incurre en un involuntario anacronismo histórico al representar los frescos de la galería del convento que, en realidad, fueron pintados años más tarde de la muerte de Tasso. Dichas pinturas, dedicadas a narrar la vida de san Jerónimo, fueron ejecutadas a partir de 1600 por Domenichino, Claudio Ridolfi y Sebastiano Strada. La escena está compuesta por dos grupos bien diferenciados y las figuras, de tamaño medio, están revestidas de una gran dignidad, sobre todo las protagonistas de Tasso y el prior. El artista ha realizado un magnifico estudio de los personajes de los que algunos son auténticos retratos; así el pintor Eduardo Rosales, gran amigo de Maureta, sirvió de modelo para la figura del enfermo Torcuato Tasso, reflejándose efectivamente en su semblante la sombra de la mortal tuberculosis que llevaría a la tumba al gran pintor pocos años después. Pese a la costumbre de los grandes tamaños en los cuadros de tema histórico, Maureta realiza esta obra en pequeño formato (Texto extractado de Iglesias, C.: "Gabriel Maureta Aracil. Torcuato Tasso se retira al convento de San Onofre sobre el Gianicolo", El mundo literario en la pintura del siglo XIX del Museo del Prado. Centro Nacional de Exposiciones y Promoción Artística, 1994, pp. 184-185).