Antonio Perrenot, cardenal Granvela - Naumaquia
Antes de 1555.No expuesto
En el anverso busto de Antonio Perrenot de Granvela (1517-1586), a la izquierda, barbado y con cabeza descubierta. Lleva ropas eclesiásticas. En el reverso, en medio del mar, Neptuno armado con su tridente. Cerca de él, a la derecha, Thetis desnuda vista de medio cuerpo; a la izquierda, una nave batida por la tempestad; delante, náufragos presos de monstruos marinos. Y en primer plano un tritón tocando una doble trompeta.
Esta medalla se fecha con anterioridad a 1555, pues responde con exactitud a la descripción que de ella da Leone en una carta al obispo el 16 de octubre de ese año.
Antonio Perrenot es figura capital de esa época, no sólo en el campo político, sino también en el artístico y cultural. Nombrado obispo de Arras en 1540, Carlos V le hizo entrar en su consejo por su actuación en el concilio de Trento. Tres años más tarde, muere su padre Nicolás Perrenot, canciller y primer consejero del emperador, y lo sucede en el último cargo. En 1549, acompañó al príncipe Felipe en su visita a los Países Bajos, siendo uno de los firmantes de la Pragmática Sanción. Tiene graves problemas con Mauricio de Sajonia, y firma, en 1552, el tratado de Nassau; en ese mismo año negocia el matrimonio del príncipe y la reina María Tudor. En la abdicación de Carlos V, en 1556, el nuevo rey, obedeciendo a su padre, le mantiene en su puesto de consejero de la gobernadora Margarita de Parma. En 1564 abandona los Países Bajos, siendo desde 1560 arzobispo de Malinas y un año después, cardenal. Tras establecer el tratado de la liga contra los turcos en 1570, sucede al duque de Alcalá como virrey de Nápoles, 1571. Muere en 1586 en Madrid.
Hombre de gran tenacidad, de ahí su divisa DURATE (Perseverad), tuvo una auténtica pasión por el arte. Simonis habla de su intención de hacer de Bruselas "una pequeña Roma, como Francisco I había hecho de París y Ferrante Gonzaga de Milán". Sin duda influido por los personajes que había conocido en Italia, particulares y prelados de la corte papal principalmente, y siguiendo la moda muy común em ese círculo de poseer gabinetes de antigüedades, formó, además de una magnífica biblioteca, la que se consideró la más bella colección de medallas de su época, poniendo a su frente al joven medallista flamenco A. Morillon.
El reverso recoge un tema, sin duda muy apreciado por el obispo: la intervención de Neptuno (emperador) en los problemas de Eneas (Granvela) con las tempestades, que se graba numerosas veces por diversos artistas, Jonghelinck hace uno semejante. En una composición abigarrada y del más puro estilo manierista, llena de fuerza, aparece el navío (el estado) con el mástil roto alusivo a la extrema situación política y religiosa del país en peligro de perecer. En primer plano, un tritón -¿Mauricio de Sajonia?- sale de entre las aguas dando con dos trompetas la señal de una horrible tempestad. Neptuno, saliendo del abismo, armado con su tridente, atraviesa a los monstruos y, amenazando a los vientos, los apacigua.
Esta medalla es especialmente interesante pues la carta que la describe, en octubre de 1555, cita también "que ha sido acuñada y que el cuño que había sido utilizado en la operación se ha roto y que era del diámetro más grande que había sido hecho por él o por otros". Por tanto, hay que interpretar que todas las medallas superiores a 51 mm de módulo fueron vaciadas y no acuñadas. (Texto extractado de: Los Leoni (1509-1608): escultores del Renacimiento italiano al servicio de la corte de España, Madrid: Museo Nacional del Prado, 1994, pp. 187-189).