Aparición de Cristo crucificado a santa Teresa de Jesús
1629. Óleo sobre lienzo, 99 x 43,5 cmNo expuesto
En Las moradas, Teresa afirma que "se le representó el Señor, acabando de comulgar, con forma de gran resplandor y hermosura y majestad, como después de resucitado, y le dijo que ya era tiempo de que sus cosas tomase ella por suyas, y Él tendría cuidado de las suyas".
Este cuadro y su compañero, Aparición de Cristo Salvador a santa Teresa de Jesús (P8153), representan dos aspectos de la personalidad de santa Teresa. Uno de ellos alude a su actividad como escritora, lo que a su vez se relaciona con su condición de fundadora, y le valió el título de Doctora de la Iglesia (1970). La vemos sentada ante una mesa en la que hay un libro y un tintero, en actitud de escribir, mientras recibe la inspiración de la imagen de Cristo crucificado. Su comparación con el Resucitado de la pintura compañera sugiere que estamos ante un crucifijo, y no ante la presencia real de Cristo. Ambas obras destacan de manera especial por ser anteriores a 1638, el año en que el artista abandonó Sevilla para establecerse en Madrid. En esas primeras décadas de su carrera, Cano desarrolló un estilo muy distinto al que cultivaría tras su marcha de Sevilla, y que se caracterizaba por el peso tan importante que tenía en él la técnica descriptiva y la iluminación naturalistas (Texto extractado de: Memoria de Actividades 2013, Museo Nacional del Prado).