Cocina aldeana
Hacia 1632. Óleo sobre tabla, 23 x 29 cm. No expuestoEsta obra corresponde a los llamados interiores campesinos, uno de los nuevos géneros pictóricos surgidos y desarrollados en Flandes y Holanda a comienzos del siglo XVII. La consolidación de este género venía refrendada por la literatura satírica y moralizante de los siglos XV y XVI que, a su vez, hundía sus raíces en los Kerelslied o coplas de campesinos del siglo XIV, compuestos por los caballeros durante las luchas campesinas. Sin embargo el término kerel, que originalmente designaba al campesino libre o pueblerino, pasó a emplearse para describir al gañán, es decir, al campesino zafio, tosco y rudo cuyo comportamiento, dominado por los instintos y las pasiones, se contraponía a las reglas de conducta de la nueva clase burguesa. Este personaje es el protagonista de estas escenas que la burguesía, por su parte, adquiriría para su deleite o instrucción. La aportación original y esencial de Van Ostade al género fue la sustitución del contenido grotesco y violento, por otro amable y cargado de humor, de modo que la narración satírica queda trasformada en una descripción positiva del campesinado, representado en los momentos de descanso y diversión. La escena se desarrolla en el interior de una cocina aldeana. En el primer plano dos hombres sentados en el suelo, uno de frente y otro de espaldas al espectador, intentan alimentar a un perro con una cuchara, mientras otros dos hombres y una mujer sentados frente a la lumbre les contemplan, divertidos. El resplandor de la fogata ilumina dramáticamente tanto este último grupo como la pared del fondo, mientras que deja el primer plano en sombra, de forma que la escena se aleja del espectador. A pesar de que las figuras y las tablas de la fogata están dispuestas en diagonal hacia al fondo, la escena adolece de profundidad espacial. Personajes y entorno aparecen fundidos por la luz y el color. Éste último, casi acuarelado está aplicado con una pincelada desigual: muy suelta en el fondo y los accesorios, y más detallista y pastosa en los personajes. La entonación general es casi monocroma, a base de grises y blancos, con breves toques de azul y rosa. Dentro de la producción de Van Ostade esta obra correspondería a una etapa de producción temprana del pintor. Donde las características estilísticas principales de este periodo serían simplicidad compositiva extrema, escasa profundidad espacial, agrupación de los personajes en el centro de la composición y delante de una pared que sirve de fondo, reducción de los accesorios al mínimo y un tratamiento de la luz y el color que varios autores juzgan influido por las escenas bíblicas de Rembrandt. Fue una de las pocas pinturas recogidas en el catálogo del Prado de 1828, si bien como original Isaak van Ostade y dentro de las escuelas germánicas. Se incluyó en la Colección litográfica de los cuadros del rey de España. En 1873 pasó a ser atribuida a Adriaen van Ostade. En el catálogo de 1942 se hizo constar que estaba firmada. En la actualidad no es constatable ninguna firma (Texto extractado de Posada Kubissa, T.: Pintura holandesa en el Museo Nacional del Prado. Catálogo razonado. 2009, pp. 98-100).