La lectura
Hacia 1632. Óleo sobre tabla, 24 x 29 cm. No expuestoEsta obra corresponde a los llamados interiores campesinos, uno de los nuevos géneros pictóricos surgidos y desarrollados en Flandes y Holanda a comienzos del siglo XVII. La consolidación de este género venía refrendada por la literatura satírica y moralizante de los siglos XV y XVI que, a su vez, hundía sus raíces en los Kerelslied o coplas de campesinos del siglo XIV, compuestos por los caballeros durante las luchas campesinas. Sin embargo el término kerel, que originalmente designaba al campesino libre o pueblerino, pasó a emplearse para describir al gañán, es decir, al campesino zafio, tosco y rudo cuyo comportamiento, dominado por los instintos y las pasiones, se contraponía a las reglas de conducta de la nueva clase burguesa. Este personaje es el protagonista de estas escenas que la burguesía, por su parte, adquiriría para su deleite o instrucción. La aportación original y esencial de Van Ostade al género fue la sustitución del contenido grotesco y violento, por otro amable y cargado de humor, de modo que la narración satírica queda trasformada en una descripción positiva del campesinado, representado en los momentos de descanso y diversión. La escena nos introduce en un interior campesino en el que se encuentran un hombre sentado de espaldas al espectador, una anciana sentada, con su brazo derecho apoyado sobre un tonel y un libro abierto en sus manos, y un niño que apoya su brazo derecho sobre la pierna de la anciana. Junto a ellos, un hombre de pie se ríe señalando con el dedo la jarra de cerveza que tiene en la mano. En los catálogos antiguos figura como compañero del (P02122). Fue también incluido en la Colección litográfica de los cuadros del rey de España. Desde 1942 consta en los catálogos del Museo como obra firmada y fechada en el centro del borde inferior: A.v. Ostade 1672. Sin embargo, ni la firma ni la fecha son hoy constatables. Ambas escenas coinciden estilística y técnicamente, si bien aquí la pincelada es más homogénea y la estructuración espacial más compleja. En primer lugar, la pared no ocupa todo el fondo de la escena, sino que por la parte superior se pueden ver parcialmente las vigas y la techumbre de paja y por el lado derecho se abre hacia otra habitación. Con ello la composición adquiere una mayor profundidad espacial, a lo que contribuye también el nicho que hay en el centro de esa pared. Con todo, la articulación espacial entre el primer plano oscuro y el fondo resulta todavía un poco torpe. La escena parece representar la hilaridad provocada por una observación jocosa, quizás en relación con lo que acaba de leer la anciana, hecha por el hombre con el jarro de cerveza. La lectura en voz alta era en el siglo XVII un entretenimiento habitual en las reuniones informales, tanto entre las gentes sencillas como entre la burguesía. Siguiendo la propuesta interpretativa de Schnackenburg, La lectura podría ser interpretada como una representación del Oído (Texto extractado de Posada Kubissa, T.: Pintura holandesa en el Museo Nacional del Prado. Catálogo razonado. 2009, pp. 98-102).