Diana
1809 - 1815. Mármol de Carrara, 137 x 66 cm. No expuestoÁlvarez Cubero, el Canova español, a quien la mayor parte de los documentos en Italia llamaban Giuseppe Alvarez, volvió sus ojos hacia la Antigüedad para inspirarse, como todos los artistas neoclásicos, tanto en composiciones como en iconografía, y participó en la evolución y desarrollo del arte neoclásico en su juventud parisina, donde pudo tener acceso a la iconografía de Diana, así como en Roma, donde vivió más de veinte años. De ahí el gusto por los temas mitológicos, y en particular, por la representación de Diana, antigua divinidad romana, diosa de la naturaleza, de los bosques y de la caza, la Artemisa griega, tradicionalmente representada con los atributos del arco y la flecha, tratada con un claro estilo neoclásico, que trasmite la juvenil belleza y su esbelta figura envuelta en una ligera túnica. Los términos empleados para definir el estilo de Álvarez son especialmente aplicables a esta obra, en cuanto a su dibujo correctísimo, vigoroso y grande, su exquisito gusto verdaderamente clásico y la apropiada composición de sus obras son reconocidas por propios y extraños. La diosa muestra los brazos desnudos, así como el seno izquierdo, y cubre el talle con un chitón corto que le permite correr con libertad.
La obra tiene una relación muy estrecha con la Diana de Versalles, conservada en el Museo del Louvre, y que pudo haber estudiado en París en su estancia de formación, y es semejante a otras copias romanas. Sin embargo en el caso de Álvarez el trabajo es mucho más ligero en la talla y menos elaborado, la representa con sus atributos, el arco que porta en la mano izquierda y el carcaj con las flechas, una de las cuales se dispone a sacar de forma delicada, y no incorpora un ciervo sino un perro, seguramente un galgo. El avance del cuerpo intenta mostrar la vitalidad de la figura. Este tema también fue tratado por Thorvaldsen, aunque con un juego más cerrado entre Diana y el ciervo, pues en Roma había también suficientes fuentes de inspiración de este tema. Se cita por Villalba en 1819.
Esta obra se cuenta entre las cuatro que el escultor solicitó le fueran adquiridas por el rey Fernando VII el 14 de abril de 1827 (AGP. Expedientes Personales. Caja 67, Exp. 3, Escrito n. 85) para solventar su precaria situación económica, obras que el escultor tenía en su estudio romano, y que el monarca adquirió. Sorprende que cuando Álvarez ofrece esta escultura, señale que tiene 6 palmos, es decir que la ha tallado con un tamaño similar a las del proyecto fallido encargado por su padre Carlos IV en 1805, entonces olvidado, y para el que Álvarez Cubero había tallado un Apolino que no llegó a entregar. Es posible que Álvarez hiciera las esculturas con consentimiento del Rey Padre ya en Roma, y luego ya se vería su destino. Fallecido Carlos IV en 1819, el escultor encontró esta oportunidad en 1827 para intentar vendérselas a Fernando VII, y proponer un paralelismo de formato con aquellas que su padre había encargado en 1805. De hecho a Álvarez Cubero solo se le había encargado un Apolino, obra que no llegó a entregar porque la vendió para subsistir durante la guerra de la Independencia, y cuya segunda versión ofreció en venta al Rey en este mismo lote, hoy está en el Museo del Prado (E805) (Azcue Brea, L.: "La escultura. José Alvarez Cubero. Diana cazadora", El siglo XIX en el Prado, 2007, pp. 388-392; Fernández López, R.: José Álvarez Cubero, figura cumbre de una saga de alarifes, escultores y arquitectos, 2011).
Se conserva el escrito de Álvarez Cubero al rey el 14 de abril de 1827, ofreciéndole cuatro esculturas, tres de las cuales elaboradas con las mismas medidas del proyecto olvidado de la Casita del Labrador: "[...] entre las obras que ha dejado el suplicante en Roma hay cuatro estatuas ejecutadas en mármol de la mejor calidad que representan, la 1a Apolo joven inspirado por la música, la 2a un Amor con todos sus atributos, la 3a Diana cazadora en actitud de correr y la 4a Morfeo en la edad de su adolescencia y durmiendo; todas estas estatuas son de la altura de seis palmos romanos, que es el tamaño que fijó el augusto Padre de V.M. para las que mandó hacer para los cuatro nichos de una de las salas de la casa del Labrador en Aranjuez, cuyo proyecto como el de las cuatro mayores, para los ángulos de la misma pieza, que se encargaron al célebre Canova, no llegó a verificarse por causa de las ocurrencias del año del 1808, y la guerra de la Independencia: Que dicho proyecto puede realizarse ahora si V.M. tiene a bien aprobar y admitir la propuesta [...]"(A.G.P.: Expedientes Personales. Caja 67, Exp. 3, Escrito n. 85; Pardo, 1951, p. 221, Azcue, 2007, Fernández López, R., 2011 p. 368).
El rey acepta la valoración que propone Álvarez Cubero de trece mil reales por cada una de las cuatro esculturas que ofreció en venta y señala que se le aumenten diez mil por todas, [la de la Reina es un encargo] y que se libren a favor de la viuda: "[...] se ha dignado S.M. adquirir para su R.l Propiedad las cuatro estatuas de marmol que construyó en Roma el 1.er Escultor de Camara D.n José Albarez, de que hace merito la soberana resolucion de 2 de Agosto de este año, siendo igualmente su Real voluntad que á los trece mil reales valor fixado por dho profesor á cada una de las citadas estatuas se aumenten diez mil por todas ellas y que se libren particularmente á favor de la viuda y herederos de aquel los sesenta y dos mil reales de su importe total [...] / Palacio 13 de Diciembre de 1827" (A.M.N.P.: Caja 357, Leg. 11.202, Exp. 23).
Ingresó en el Museo del Prado el 28 de julio de 1828. Por R.O. de 9 de agosto de 1828 se indica se devuelvan a palacio las cajas procedentes de Roma, "quedando solo en el Rl. Museo de Pinturas de su cargo las cinco de la Rl. Propiedad que contienen otras tantas estatuas de mármol executadas en aquella capital por el primer Escultor que fue de Cámara D. José Alvarez..."
Una nota de Palacio de 6 de agosto de 1828 informa sobre el contenido de los cajones llegados de Roma, unos propiedad del rey, otros del duque de Alba y otros pertenecientes al difunto Álvarez Cubero. Los que eran propiedad del rey se anotaron de la siguiente manera: "Nota de las estatuas y efectos que contienen los cajones pertenecientes al Rey N. S. y los excedentes de este numero que todos desembalados [...] de R.l orden de 1o del corriente mes se custodian en el R.l Museo de Pinturas de mi cargo / Propiedad del Rey N. S. / Estatua de la Reyna Da Maria Ysabel (q.e.e.g.) / Una estatua echada en un colchon que representa a Morfeo / Otra que representa un amorcito / Otra id de Apolo / Otra de Diana cazadora / [...] En los cajones en que bienen las estatuas de la Reyna d. Maria Ysabel y la Diana Cazadora se encuentra un marco y varios modelos del estudio del difunto D. Jose Alvarez / Palacio 6 de Agosto de 1828" (A.M.N.P.: Caja 357, Leg. 11.202, Exp. 9).