El cardenal Juan Everardo Nithard
1674. Óleo sobre lienzo, 249 x 187 cm. Depósito en otra instituciónJuan Everardo Nithard (Falkenstein, 1607-Roma, 1681), de familia católica austríaca, ingresó en la Compañía de Jesús; su sólida formación teológica hizo que el emperador Fernando III le nombrara confesor de sus hijos, Leopoldo y Mariana, y cuando ésta contrajo matrimonio con Felipe IV la acompañó a Madrid con el mismo cargo. Al quedar viuda, doña Mariana, regente durante la minoría de edad de su hijo Carlos, buscó también el apoyo de Nithard para los asuntos de gobierno. Sin embargo, su condición de extranjero y la adopción de algunas medidas impopulares, así como su fracaso en la firma de las paces de Aquisgrán y Lisboa, le enfrentaron con el pueblo madrileño y con muchos miembros de la nobleza, circunstancias que aprovechó Juan José de Austria para exigir la expulsión del jesuita, viéndose forzada la reina a acceder a ello. De este modo, el 27 de febrero de 1669 salió el padre Nithard de Madrid con destino a Roma, donde fue nombrado cardenal por Clemente X.
La composición de este retrato, fechado en 1674, responde a una tipología ya consagrada. El personaje está sentado ante una mesa cubierta con amplio tapete carmesí en el que aparece un escudo rodeado por las insignias cardenalicias; en la mano sostiene una pluma, y está mirando al espectador como si hubiera interrumpido su acción de escribir en un cuaderno apoyado en un atril, posible alusión a las Memorias, inéditas, que Nithard escribió en su etapa romana para justificar su actuación política. Por el fondo a la derecha, la estancia se abre a una terraza desde la que se divisa un paisaje; la parte izquierda está ocupada por una estantería con libros que denotan sus conocimientos teológicos; por encima cuelga un cuadro de la Inmaculada Concepción, con una representación del tema que sólo encontramos en otra Inmaculada, inédita y firmada, que se conserva en el madrileño hospital del Niño Jesús. Un gran cortinaje cierra la zona superior derecha; debajo, un ángel niño sostiene una gran tarja con larga inscripción que nos informa de la identidad del personaje.
Parece que en un principio el artista proyectó otros dos ángeles sujetando el pesado cortinaje, visibles por debajo de él, aunque también puede tratarse de un lienzo aprovechado, preparado para otra composición. La pincelada ligera y colorista, típica de la escuela madrileña de finales del siglo XVII, queda aquí de manifiesto con un empleo reiterado del carmín con diversas intensidades. La ejecución adolece de cierta blandura en el dibujo y en el tratamiento de los volúmenes, siendo lo más interesante el rostro del cardenal -tomado de algún retrato anterior o de un grabado-, que refleja el carácter ascético del personaje, puesto de relieve por sus biógrafos. Podría ponerse en relación con otro retrato del Prado (P7211), también fechado en 1674 y de medidas similares, atribuible igualmente a Alonso del Arco (h. 1635-1704), que representa a doña Ana Félix de Guzmán, quien fundó en Madrid el noviciado de la Compañía de Jesús, por lo que su retrato podría proceder, al igual que éste del padre Nithard, de dicha institución, el de doña Ana como fundadora y el del eclesiástico por ser miembro ilustre de la Compañía.
Galindo, Natividad, El cardenal Juan Everardo Nithard (1674). En: Ruiz Gómez, L.: El retrato español en el Prado. Del Greco a Goya, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2006, p.126, n. 38