El Carnaval en Roma
1653. Óleo sobre lienzo, 68 x 50 cmSala 077
Esta pintura, adquirida por Felipe V (1683-1746) para el palacio Real de La Granja de San Ildefonso, es una de las más celebradas del flamenco Jan Miel y quizá por ello también la más conocida al menos de entre las que dedicó a la representación del Carnaval. Esta fiesta popular consistía en la celebración de bailes, mascaradas y reuniones pantagruélicas en las que se incurría en algunos excesos que preparaban a los creyentes para sobrellevar la inmediata Cuaresma, el período litúrgico que antecede a la Pascua de Resurrección que por el contario se caracteriza por la obligación de ayunar y hacer penitencia. Además, esta obra es probablemente la más característica del estilo que Miel desarrolló durante la última década de su carrera por sus cualidades cromáticas propias de la técnica del pastel.
En ella ocho personajes están subidos a un carro tirado por bueyes; algunos miran directamente al espectador para hacerlo partícipe de ese momento mientras otros observan a los tres personajes del primer plano a la izquierda que, aparentemente bebidos, van vestidos con el traje característico de la Guardia Suiza, la escolta personal del papa. Esta sola circunstancia serviría para situar la escena en Roma, donde Miel debió de establecerse antes de 1636, pero además vemos unas ruinas al fondo que, aunque inventadas en este caso, remiten a monumentos romanos; a ellas se suman otras edificaciones contemporáneas. Montados en dos mulos, por la derecha, se aproximan otros dos personajes cuya indumentaria los identifica con caracteres propios de la Commedia dell`Arte: el Doctor y Polichinela.
Algunos de los personajes, incluso sus actitudes o gestos, aparecen en otras obras anteriores de Miel estrechamente relacionadas, también por el asunto representado, con ésta del Prado: Carnaval en Piazza Colonna (Hartford, Wadsworth Atheneum) y Carro con una mascarada carnavalesca (Roma, Galleria Nazionale d`Arte Antica). En efecto, se trata de un asunto típico de su producción y que podemos relacionar con las bambochadas que algunos artistas procedentes sobre todo de los Países Bajos y afincados en Roma pintaron durante el siglo XVII, es decir, pinturas llamadas de género que trataban asuntos anecdóticos y cotidianos -y, por ello, en parte intrascendentes-, y que recibían ese nombre por haber sido popularizadas por el holandés Pieter van Laer (1599-h.1642), llamado en Italia il Bamboccio. En todo caso, el historiador T. Kren señaló que la del Prado es algo más que un motivo ya abordado en el ejemplar de Hartford del que, a la par, podría ser considerado una versión simplificada. En general, el número de personajes representados en los cuadros de Miel sobre el Carnaval coincide aproximadamente con el número de integrantes de una compañía teatral de la época, unos doce o trece, y de hecho, como dice el propio Kren, el cuadro del Prado tiene un marcado carácter de retrato de grupo, lo que le llevó a plantear la posibilidad de que el pintor se inspirara en una compañía concreta. Si fuera así, además de ser un paradigma de la capacidad y el talento de Miel para representar figuras en movimiento o reposo, la pintura del Prado sería una de las más tempranas y más originales representaciones de actores cómicos populares (Kren 1978, vol. I, p. 65) (Texto extractado de Riello, J. en: Italian Masterpieces. From Spain`s Royal Court, Museo del Prado, 2014, p. 152).