El descubrimiento de la púrpura
1636 - 1638. Óleo sobre lienzo, 190 x 211 cm. Depósito en otra instituciónHércules aparece en obras de autores como Homero, Hesidodo y Peisandros de Rodas, supuesto escritor de sus doce trabajos. En este caso el relato está sacado del Onomasticon de J. Pollux. En el se cuenta como el perro del héroe, en un paseo por la playa de Tyre, mordió una de las conchas y sus labios se tiñieron de ese color. De esta manera se descubrió el tinte púrpura, muy apreciado en la antiguedad y vinculado a esa región.
S. Alpers, autora del único estudio completo del encargo de Rubens para la Torre de la Parada hasta la fecha, considera que las únicas obras sobre la historia de Hércules que podemos conectar ciertamente con la Torre de la Parada son aquellas que aparecen inventariadas en 1700 en el lugar: La apoteosis de Hércules (P1368), Hércules y Cerbero (en lienzo está desaparecido pero conservamos el boceto en el Museo del Prado (P043) y ésta. Este lienzo es otra de las colaboraciones de Van Thulden al proyecto de la Torre de la Parada, en este caso como autor único de la obra, a diferencia de la colaboración con F. Snyders para Orfeo y los animales (P1844). Las diferencias con respecto al boceto original, conservado hoy en el Museo Bonnat de Bayona (CM3), se basan en la manera de tratar el rostro, más dulcificado que el de Rubens, que se mostraba más enérgico, al igual que sucede con la figura en sí misma algo más tosca en el caso del lienzo. Estos cambios con respecto a los rostros son habituales en la serie. Además Van Thulen añade más conchas en primer término. S. Alpers considera que la posible incursión de este tema en el ciclo, bastante atípico por otro lado, es la significación de la púrpura como algo lujoso y digno de la realeza.
Los lienzos para la Torre de la Parada fueron realizados en torno a 1636-1638 aproximadamente, siguiendo la correspondencia entre el Cardenal Infante Don Fernando, gobernador de Flandes en el momento del encargo, y su hermano el rey Felipe IV.
La decoración de la Torre de la Parada, en cuyo proyecto también participaron otros autores como Velázquez, fue el mayor encargo que Rubens recibió de Felipe IV. A partir de 1636 se enviaron desde Amberes a Madrid más de sesenta obras para esta casa de recreo situada en los montes del Pardo. La mayor parte de las escenas narraban las pasiones de los dioses, según fueron descritas en las Metamorfosis del poeta romano Ovidio y otras fuentes clásicas. Para llevar a cabo un proyecto tan amplio, Rubens realizó pequeños bocetos sobre tabla, donde capta la esencia moral de las historias y las actitudes de los personajes. Estos bocetos sirvieron de base para la elaboración de los lienzos definitivos.
El Museo del Prado conserva diez de los bocetos de Rubens, nueve de ellos donados en 1889 por la duquesa de Pastrana, y uno adquirido en el año 2000. El Prado también conserva la mayoría de los lienzos realizados a partir de los diseños de Rubens para la decoración de este lugar (muchos de los cuadros fueron pintados por otros artistas).
(Información revisada y actualizada por el Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado, 2014).