El Nacimiento de la Virgen
1631 - 1635. Óleo sobre lienzo, 180 x 135,5 cm. No expuestoEsta pintura pertenece a una serie, formada inicialmente por nueve Fiestas de Nuestra Señora, que el Cardenal Gaspar de Borja y Velasco (1580-1645), embajador ante la Santa Sede, envió desde Roma en 1635 o antes para la decoración del nuevo oratorio de la reina en el Alcázar. Cinco de las nueve se conservan en el Prado y, al menos tres, se quemaron en el incendio del Alcázar en 1734. Atribuidas primero a Vicente Carducho (h. 1576-1638) por Madrazo, y en fecha más reciente, a un anónimo de escuela italiana, son obra de Alessandro Turchi, apodado "l´Orbetto Veronese". Velázquez recibió el encargo de completar la serie con La Coronación de la Virgen (P01168), posiblemente en sustitución de un cuadro de Turchi perdido.
Alessandro Turchi presenta la tendencia más clasicista de la pintura italiana de la primera mitad del siglo XVII. Discípulo de Felice Brusasorci (1539/40-1605), se trasladó a Roma, donde participó, junto a Carlo Saraceni, Giovanni Lanfranco y Agostino Tassi, en la decoración de la Sala Regia del Quirinal (1616-17) y pintó cuadros para el cardenal nepote Scipione Borghese. Su manera esencialmente veronesa, rica en el colorido y mesurada en la composición, se dejó modular por el contacto con el arte de Domenichino y de la segunda generación de pintores caravaggistas, pero a partir de ahí permaneció inalterada en lo fundamental hasta su muerte. Turchi hizo fortuna en Roma y fue miembro activo de la Accademia di San Luca, de la que en 1637 pasó a ser príncipe. Además de esta serie pintó otras obras para la Corona de España, y se sabe que sirvió al menos a otro cliente español, el conde de Monterrey, embajador en Roma (1629-31) y virrey de Nápoles (1631-37). Pintor de refinada elegancia y dibujante prolífico y original, hizo cuadros de altar, imágenes de devoción, pintura de gabinete y obras exquisitas de pequeño formato sobre pizarra. Durante casi toda su vida en Roma fue feligrés de la parroquia de San Lorenzo in Lucina, templo para el que pintó un cuadro de altar y donde recibió sepultura.
El Nacimiento de la Virgen es la primera pintura de las que se han conservado de la serie de Turchi, y ha sido restaurada, junto con La Asunción del mismo grupo (P05128), con motivo de la exposición Fábulas de Velázquez. Mitología e Historia Sagrada en el Siglo de Oro (Museo Nacional del Prado: 2007). Ambas conservan los marcos originales del siglo XVII. Son obras compuestas con esmero y caracterizadas por el empleo de colores intensos y pigmentos de alta calidad. La paleta de pardos anaranjados, verdes de cobre y rojos violáceos, las posturas y los ademanes, así como los tipos de las figuras son ya conocidos de otras obras de Turchi. También son características cierta literalidad en la narración y la tendencia a reducir al mínimo los elementos sobrenaturales (Finaldi, G. en: Fábulas de Velázquez. Mitología e Historia Sagrada en el Siglo de Oro, Museo Nacional del Prado, 2007, pp. 325-326).