Exterior de San Pedro, Roma
Hacia 1636. Óleo sobre lienzo, 168 x 220 cm. Sala 006Esta vista de la plaza de San Pedro y los palacios Vaticanos es obra de Viviano Codazzi, pintor de arquitecturas y perspectivas con enorme fortuna en Nápoles y Roma. Esta pintura es un documento inestimable, de altísima calidad. Se trata de una vista topográfica, y al tiempo ideal, del lugar y sus arquitecturas. Como era frecuente en este género pictórico, el lienzo se convierte en depositario de realidades precisas y de sueños y proyectos.
El encargo debió de proceder de algún personaje erudito y familiarizado con Roma, muy posiblemente el conde de Monterrey, Manuel de Zúñiga y Fonseca, virrey de Nápoles entre 1631 y 1636, años en los que Codazzi residió en la ciudad, hasta que, en 1647, coincidiendo con la revuelta de Masaniello, se desplazó definitivamente a Roma. La pintura representa San Pedro del Vaticano antes de las reformas de Bernini iniciadas en 1637, con la Torre del Reloj —entrada a los palacios del Vaticano—, obra de Martino Ferrabosco (Nesselrath 2005), construida en 1618, durante el pontificado de Pablo V (1605-21) y destruida en 1659 para levantar la columnata de la plaza.
La pintura de Codazzi ha sido fechada, con frecuencia y con razón, en la década de los años treinta, antes de que, entre 1637 y 1638, Bernini iniciase su proyecto de los campanarios. No es inverosímil que la pintara en Nápoles, usando para ello algunas estampas que podían estar a su disposición.
Sin embargo, por el diseño de los campanarios, muy distintos de los previstos por Maderno y representados en diferentes ocasiones por Maggi, la estampa que debió de usar con mayor aprovechamiento fue la que Martino Ferrabosco incluyó en el importantísimo y fascinante repertorio de grabados de su Libro de l’Architettura di San Pietro nel Vaticano, publicadas las estampas solas en una primera edición de 1620 que fue la que debió de usar Codazzi.
Codazzi no representó en su pintura ese último proyecto de Maggi. Es decir, que usando, sin duda, la estampa de Ferrabosco para componer su obra, se sirvió de otras vistas, como las de Maggi, o posiblemente de alguna otra pintura, si es que no tuvo ocasión en esos años centrales de la década de los treinta de haber viajado a Roma. En todo caso, de su altísima capacidad para recrear arquitecturas antiguas y modernas y para componer ejemplos imaginarios o fantásticos a partir de estampas y de modelos de diverso origen dan idea sus muchas pinturas de arquitecturas e incluso la realización de algunas obras monumentales y extraordinarias para Felipe IV y la decoración del palacio del Buen Retiro. Pinturas encargadas por el conde de Monterrey en 1634 en Nápoles a Codazzi, realizadas en colaboración con Domenico Gargiulo (también llamado Mico Spadaro, 1609/10-ca. 1675)), y de las que se conservan en el Museo del Prado algunas fechadas hacia 1638, como la Perspectiva de un anfiteatro romano (P2632), Perspectiva de un gimnasio (P6210) o el Circo Máximo de Roma (P6209), entre otras. Un programa excepcional sobre la historia antigua de Roma que fue completado con los encargos que, al tiempo, el marqués de Castel-Rodrigo realizara durante su estancia como embajador en esa ciudad.
Es posible, como se ha afirmado en ocasiones, que las figuras que ocupan la plaza sean obra de Gargiulo, habitual colaborador de Codazzi en estos años y con esos menesteres. En todo caso, tanto las figuras como todo el espacio arquitectónico parecen la escena de un teatro, a la vez real e ideal, que mezcla, como en un relato, asuntos del pasado, del presente y de lo que estaba por llegar, como si todo fuera verosímil y cierto en el momento de construir la imagen pictórica del lugar. No es imposible, como he apuntado al comienzo, que el conde de Monterrey le encargara la obra y que incluso le hubiera proporcionado algunas de las estampas mencionadas, especialmente las de Ferrabosco, ya que don Manuel Fonseca y Zúñiga había sido embajador en Roma entre 1628 y 1631, antes de ocupar el cargo de virrey de Nápoles. (Texto extractado de Rodríguez Ruiz, D. en: Bernini, Roma y la Monarquía Hispánica. Museo Nacional del Prado, 2014, pp. 100-102)