Pedro I
1849. Óleo sobre lienzo, 224 x 140 cmDepósito en otra institución
En 1847, José de Madrazo, como director del Real Museo, proyectó crear como sección propia dentro del mismo una vasta iconoteca regia que recorriera toda la historia de la Monarquía hispana, que finalmente quedó plasmada en una Real Orden firmada por Isabel II el 1 de diciembre de 1847. El proyecto, además de la voluntad de recuperar el pasado histórico nacional, tenía un evidente sentido político de legitimación de derechos de la soberana, en un período caracterizado por una incesante lucha contra el poder femenino.
Además de elegir entre los retratos que ya existían en los diferentes Palacios y Sitios Reales, se implicó en la ejecución del encargo a un considerable número de artistas contemporáneos, tanto reconocidos como noveles, pero casi todos asociados al círculo protector de José de Madrazo.
Este retrato, encargado a Germán Hernández Amores representa a Pedro I, llamado “el Cruel” o “el Justiciero” (Burgos, 1334-Montiel, Ciudad Real, 1369), que fue rey de Castilla y León (1350-1369). Sucedió a Alfonso XI (P-5070) y precedió a Enrique II (I-154). Está inspirado en la efigie e indumentaria de la estatua orante de este monarca que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (no inv. 50234) (Texto extractado de: Pintura del Siglo XIX en el Museo del Prado: Catálogo General, Madrid: Museo Nacional del Prado, 2015, p. 287 y Díez, J. L.; La pintura isabelina: arte y política, Madrid: Real Academia de la Historia, 2010, pp. 59-70).