Venus de Madrid
Hacia 150. Mármol blanco, 184 x 68 cmSala 072
La estatua, completada como Flora probablemente en el siglo XVII, impresiona a pesar del mal estado de su conservación; ilustra claramente la continuidad y el reflejo múltiple de una Bildidee (concepto iconográfico) de origen tardoclásico. El punto de partida de la tradición iconográfica es una estatua de Afrodita, creada entre 320 y 300 a. C. para el santuario de esta diosa en Acrocorinto y documentada a través de monedas y estatuas romanas. Viste una delgada prenda interior, cuyas mangas abotonadas cubren los hombros. Debido a que el brazo izquierdo estaba bastante alzado, la tela de la manga se ha plegado sobre el hombro izquierdo. El chitón está ceñido por tres cintas estrechas: debajo de los pechos, donde aparece un lazo decorativo, en las caderas y finalmente en la espalda. Ahí las cintas cruzadas, que pasan por debajo de las axilas y siguen hacia los hombros, cumplen la función de impedir que el chitón caiga con algún movimiento brusco. La obra es una reproducción relativamente fiel de la Venus de Capua. Esto resulta evidente en la rica caída que presentan los pliegues del manto que envuelve la cadera. Se trata de una estatua solitaria, según señala el borde antiguo de la base debajo del pie izquierdo. Si bien en la actualidad no es posible determinar qué atributo llevaba, podemos suponer que representaba a Venus. Es probable que originalmente no llevara una cabeza retratística, debido a que los retratos están documentados únicamente en los grupos estatutarios de Marte y Venus (Texto extractado de Schröder, S. F.: Catálogo de la escultura clásica, Museo Nacional del Prado, 2004, pp. 383-388).