“Amigo, llegó el tiempo del mayor empeño en la pintura que se ha ofrecido en Madrid, y es que a competencia ha determinado S. M. que se hagan los cuadros para la iglesia de San Francisco el Grande [de] esta corte, y se ha dignado el nombrarme a mí.”
Carta de Goya a Martín Zapater, 25 de julio de 1781
La Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno tiene el compromiso de conservar su propio patrimonio histórico-artístico y difundirlo en la sociedad. En su colección pictórica destacan dos bocetos realizados por Goya para su cuadro de altar La predicación de san Bernardino de Siena, pintado para la Real Basílica de San Francisco el Grande de Madrid, que no han sido expuestos en los últimos cien años.
Para darlos a conocer, la Fundación ha querido contar con la colaboración del Museo Nacional del Prado. Gracias a este proyecto hemos tenido la oportunidad de acrecentar el conocimiento sobre el gran artista. Las obras se han podido estudiar y restaurar en el museo y se expondrán en sus salas durante un año. Las investigaciones llevadas a cabo durante este tiempo se han recogido en una publicación académica.
Los bocetos de la Fundación se documentan en 1867 en la colección del VII marqués de la Torrecilla, antepasado directo de Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. El primero de ellos se expuso en 1900 en Madrid y en 1920-21 en Londres, mientras que el segundo se presenta por primera vez. Aunque ambos fueron difundidos a través de fotografías en blanco y negro realizadas entre principios y mediados del siglo pasado, en las décadas siguientes se perdió la información sobre su paradero. Su conocimiento es de fundamental importancia, ya que revelan el método racional y preciso seguido por el artista a la hora de desarrollar una obra monumental, de gran complejidad técnica y compositiva.
El 20 de julio de 1781 Goya obtuvo el encargo real de realizar uno de los siete cuadros de altar destinados a la nueva basílica de San Francisco el Grande en Madrid, una de las mayores construidas en el siglo XVIII. Los demás cuadros fueron ejecutados por los pintores de cámara Andrés de la Calleja, Antonio González Velázquez, Francisco Bayeu y Mariano Salvador Maella, así como por Gregorio Ferro, académico de mérito como Goya, y por José del Castillo, entonces todavía sin título. Las obras, aún hoy en la basílica, muestran asuntos de la vida de san Francisco de Asís y de sus seguidores, así como temas marianos. Goya representó el sermón que san Bernardino de Siena dedicó a la Virgen en 1444 en L’Aquila, ante Alfonso V de Aragón, rey de Nápoles, durante el cual una de las doce estrellas marianas descendió del cielo y le iluminó.
Los artistas prepararon, según se deduce de la documentación, dos bocetos de presentación, uno más pequeño y otro más grande. En el caso de Goya se desconoce el paradero de este último, que mostraría el estado inmediatamente anterior a la obra definitiva, aunque es muy probable que se trate de la obra reproducida, conocida por fotografías antiguas. A lo largo del año de la exposición se mostrarán también, y en cuatro turnos, uno por trimestre, ocho de las diecinueve cartas de Goya a su amigo Martín Zapater, dos en cada turno, en los que el artista facilitó información acerca de este proyecto, su trabajo en los bocetos y la crítica pública positiva de su pintura definitiva.