Arpino, Il cavaliere d'
Arpino, Lacio, 1568 - Roma, 1640Después de trasladarse a Roma hacia 1582, formó parte del taller del pintor manierista Niccolò Circignani. La decoración de la bóveda de la capilla Olgiati en Santa Prasede, ejecutada en 1593/1594 y a menudo considerada como uno de los trabajos más sobresalientes del artista, precursor en muchos sentidos de las pinturas de la Galería Farnesio de Annibale Carracci, se convirtió en uno de sus más tempranos éxitos. De 1591 a 1593 llevó a cabo la decoración de la bóveda de la capilla Contarelli en San Luis de los Franceses, seguramente asistido por el joven Caravaggio, quien está documentado como miembro de su taller en 1593. Después de la elevación de Clemente VIII al solio pontificio en 1592, Arpino se convirtió en el pintor más importante de Roma como favorito del nuevo papa. Éste le ennoblecería, nombrándole Cavalier di Cristo en 1600. De esta manera se convertiría en el supervisor de varias obras de gran envergadura, como la redecoración del transepto de San Juan de Letrán, al que él mismo contribuiría con una de sus más sobresalientes obras, Ascensión de Cristo, o el diseño de los mosaicos de la cúpula de San Pedro. En esta misma línea, también se ocupó de la decoración de la capilla Paolina en Santa María la Mayor, entre 1610 y 1612, uno de los últimos grandes encargos que recibió. A partir de esos años y hasta su muerte, aunque manteniendo un enorme prestigio, Giuseppe Cesari se convirtió en una figura que representaba una pintura ya claramente superada por las nuevas poéticas barrocas, apegado a sus fórmulas tardomanieristas. Las dos pinturas que de su mano conserva el Prado proceden de las colecciones reales españolas (García López, D. en E.M.N.P., 2006, tomo II. pp. 413-414).