Dulces y frutos secos sobre una mesa
1600 - 1635. Óleo sobre lienzo, 66 x 95 cm. No expuestoDos cestos, uno con avellanas y castañas y otro con retorcidos barquillos, flanquean una botella oscura que se alza en medio marcando la línea del eje de simetría principal en torno al cual se ordena la composición; delante, un plato metálico de plata o latón con fragmentos de turrón y una rosquilla, tres dulces más (o panes), uno de ellos con la superficie bien azucarada y otro plato metálico que exhibe media docena de tortas, la superior troceada, completan el apetitoso conjunto. La superficie sobre la que se levanta este espléndido complejo, propio de postres o meriendas, resulta extraordinariamente sencilla por contraste con el complejo agrupamiento: un simple tablero, pintado con un tono rojizo y del que se aprecian los cuatros bordes, destacándose vigorosamente contra un fondo oscuro, que otorga a todos los elementos de la pieza un vigoroso relieve, que los aproxima aún más al sorprendido espectador que hipotéticamente contempla el cuadro valorando su excepcional sentido de la realidad.
El rico y diversificado cromatismo y la iluminación que contribuye a provocar efectos de claroscuro son circunstancias que denotan y refuerzan la maestría del artista a la hora de diferenciar las calidades táctiles de los comestibles, que resultan identificados con facilidad en toda la sugestiva dimensión de sus características, como testimonio de los atractivos aspectos del panorama de dulces en los alimentos propios de las tradiciones españolas.
Indica Portús (2006) que la aparición del escudo de Valencia en uno de los barquillos y el turrón que se observa en el ángulo inferior izquierdo del lienzo proponen un origen levantino para esta obra, cuyo estilo y composición son característicos de la etapa temprana de la producción de Hiepes. Tanto la forma como la descripción del trenzado de las cestas, así como el papel que juega la botella oscura en la composición, recuerdan otro cuadro del autor, Bodegón de cocina (P3203), de similares pormenores.
Van der Hamen fue el primero en popularizar en la corte madrileña los bodegones con dulces, lo que suscitó el interés de la clientela por poseer pinturas con tales productos; no obstante, aunque Hiepes también realizó obras del mismo carácter destinadas a sus propios clientes, impulsado por el interés probable de éstos, posiblemente haya que ver en tan especial dedicación un nexo con su biografía personal: debió de estar bastante vinculado a esta rama de la gastronomía de su tiempo puesto que su hermana Vicenta era propietaria de una confitería en la capital del Turia (Texto extractado de Luna, J. J.: El bodegón español en el Prado. De Van der Hamen a Goya, Museo Nacional del Prado, 2008, p. 76).